Zaffaroni: disertación completa
Charla del Dr. Eugenio Raúl Zaffaroni * sobre “Poder Judicial y poder económico” organizada por el Ecomuseo Participativo Barrial de la Asociación Civil Cultural Ambiental Todos por la Plaza de Boedo, en las instalaciones del club GON, de Pavón 3916, el lunes 17 de septiembre de 2018 dentro del marco de los festejos de los 15 años de la Red de Cultura Boedo.
La función de la educación
Es un momento penoso el que estamos viviendo –no sé si mañana o pasado saldrá un artículo en el que…– Recordaba, lo van a ver en ese artículo, que hace 200 años, en EEUU se penaba a quien le enseñase a leer y escribir a un esclavo. Y si era un negro a quien se le enseñaba la pena era de azotes. Bueno sí, la ignorancia fue siempre el sustento de la subordinación.
Estamos viviendo un momento feo.
Realmente, nosotros en la Argentina hemos tenido la suerte de que el proyecto oligárquico del 80, (1880) para homogeneizar esa masa variopinta que eran nuestros abuelos, bisabuelos que bajaban de los barcos, incluyeron, entre otras cosas, la enseñanza obligatoria, estatal, gratuita y laica.
Sí, al mismo tiempo domesticaban a los hombres con el servicio militar, a los indeseables los sometían a la Ley de Residencia que escribió Miguel Cané –que no sólo escribió Juvenilia sino también esta ley– o si no, los mandaban a nuestra Siberia, Ushuaia.
A las mujeres no, las mujeres no necesitaban eso porque a través del patriarcado las tenían controladas. Pero, bueno, eso distribuyó instrucción pese a que acompañaba a todo el plan de control social. Instrucción, pero no demasiada…, nuestra juventud no podía llegar a la universidad, salvo una elite bastante reducida, hasta la reforma del 18 donde entra la clase media…, y después en el 49 el peronismo consagra ya constitucionalmente la gratuidad de la enseñanza universitaria…, pero con todo eso no era suficiente.
Los más sagaces se dan cuenta de otra cosa: hay un fenómeno que es sumamente interesante: si ustedes van a una villa, lo que van a ver en los pibes de la villa es que, a pesar de que en una villa no sobra nada, les sobra algo: tiempo, mientras que a los que están incluidos les falta tiempo.
Esta administración quiere crear una sociedad 30/70, 30% incluidos, 70% excluidos. Si somos capaces de organizar el tiempo de la juventud, podemos hacer una verdadera revolución y creo que es la revolución que ellos se dan cuenta o intuyen que está en marcha. A todo ese conjunto, a todo ese piberío le estamos enseñando el know how, y lo aprenden rápido.
Hay un problema: el sistema no aguanta la incorporación de todos los excluidos. Y el piberío con el know how va a empezar a competir con los que están incluidos. La inclusión de todos revienta el sistema y empieza una nueva dialéctica, es una verdadera revolución, es la revolución pacífica, es la revolución del saber y a eso le tienen tremendo pánico.
Los medios de difusión
Se valen de varias cosas, claro, entre ellas el monopolio mediático, que no es una mera cuestión de libertad de expresión solamente, ¡cuidado porque es creación de realidad! Nosotros vivimos y determinamos nuestras conducta conforme a lo que nos dicen los medios de comunicación. Yo no sé lo que pasa en Siria, lo sé a través de los medios de comunicación. En una de esas no sé lo que pasa en otro barrio: vivo en Flores, no sé lo que pasa acá, lo sé a través de los medios de comunicación.
Efectivamente, ése es uno de los medios que tienen para desconcertar. Pero usan la técnica que hoy llaman “Lawfare”[2] es una técnica de usar un medio de comunicación para estigmatizar y después manipular un segmento policial. No sé, le dan ese nombre en inglés ahora pero, realmente, cuando uno lo analiza un poco si se mete en internet y pone Goebbels, va a encontrar los once principios de Goebbels, que es lo mismo. De modo que no están inventando nada por más que le hayan cambiado el nombre.
El problema es la manipulación de un segmento de la Justicia, fundamentalmente de la justicia federal. Aunque no únicamente, puede ser alguna justicia provincial como la de Jujuy.
Pero lo que nos toca más a nivel nacional es la actitud de la justicia federal, rara, rara por cierto. Rara en el siguiente sentido: uno, no puede –y lo he hecho– obsesionarse, estudiando las doctrinas penales de los juristas del tiempo del nazismo en Alemania… A tal grado de obsesión llegué que en un momento me pregunté ¿Qué estoy haciendo aquí? ¿Qué diablos hago yo en Alemania leyendo libros en gótico de las nazis? Me parece que se me fue la mano.
Pero los nazis argumentaban, perversamente, hacían discursos aberrantes…, pero eran discursos. Y por más irracional que fuera el discurso, trataban de darle una forma. Hoy día la Justicia argentina no tiene nada que ver con los nazis, porque no argumentan nada. Directamente deciden cualquier cosa que no tiene que ver con el Derecho, absolutamente nada.
La argumentación jurídica
No hay forma de responder jurídicamente a alguien que dice: “si, es cierto, no puedo poner una prisión preventiva si no hay riesgo de fuga ni tampoco hay riesgo de interferir en la investigación, pero puede conservar vínculos residuales”. ¿De dónde sacó eso? ¿Qué código dice eso? Ninguno.
No puedo responder jurídicamente a alguien que llama a indagatoria o testimonial y le dice ¿Usted se arrepiente? –Y, sí, me arrepiento. –Bueno, váyase a su casa. –¿No se arrepiente? Ah, entonces se queda preso.
O que le toma una declaración a un individuo que aparece con nueve millones de dólares y para mejorar su situación va a decir que es el tesoro de Atahualpa que se encontró y lo cambió a dólares. Cualquier cosa.
Ponga a un empresario detenido 48 horas en una celda toda orinada y el sujeto va a declarar cualquier cosa. Es una tortura. ¿Es nulo? Claro que es nulo. ¿Y nadie se da cuenta? No, parece que no. Y cuando hay que fundamentarlo, lo fundamentan. Simplemente se ve que le dicen a algún amanuense, a algún empleado que tienen ahí, “poné algo ahí para explicar”, y ponen cualquier cosa.
Ahí me pregunto, y ya no me refiero a la motivación política, sino al proceso psicológico qué lleva a un sujeto a proceder así. Y llego a la conclusión, a la triste conclusión, ya incluso con alguna experiencia de vida dentro de una “corporación”, que es el Poder Judicial: la corporación, sobre todo la justicia federal, condiciona omnipotencia. Sí, omnipotencia es una característica normal del adolescente que cree que nunca le va a pasar nada, que no tiene en cuenta los riesgos, que razona en blanco y negro, que no distingue matices, que es atropellado. En la adolescencia eso es normal. A todos nos ha pasado de alguna manera. Ahora si continuamos de adultos siendo omnipotentes, eso es un signo de salud mental deteriorada o, por lo menos, un grave signo de inmadurez.
Y no me llama la atención. Cuando reflexiono me pregunto ¿Cómo no me di cuenta antes? O sí intuitivamente, pero nunca lo había razonado. Yo llegué a ser juez federal, juez federal de primera instancia, pocos meses antes del golpe del 76. Y venía de una provincia. Llego acá a la justicia federal –soy porteño pero había trabajado años en una provincia– y escucho lo que hablaban los secretarios, los empleados los oficiales primeros, los fiscales. En algún momento me daba la sensación de que estaban todos locos, que algo raro les pasaba. Un día un secretario me dice: “doctor, el lunes entramos en turno” –sí– “¿Usted sabe que en el turno usted es la segunda autoridad ejecutiva de la ciudad después del presidente, no?” Yo, por aquello de que a los locos hay que darles la razón le dije que sí, pero pensando para mí: este hombre esta psicótico. Sí, efectivamente, yo era un pez que venía de otra pecera, pero, no sé…, si hubiera hecho la carrera tradicional de zurcir expedientes y llegar ahí después de todo lo demás, no sé si no le habría creído. El problema es ése, se creen omnipotentes. Es decir, es una corporación que provoca una patología, directamente. Y estamos viviendo las consecuencias de esa patología en alguna medida. Lo cual no disculpa, por cierto.
Nuestra Constitución ¿qué aporta?
Pero más allá de estos defectos, esa estructura que provoca esta patología, está reglada por nuestra Constitución de una manera absolutamente irracional. No hay Poder Judicial que tenga la estructura irracional que tiene el nuestro. Me estoy refiriendo a un Poder Judicial de un país democrático, por supuesto.
Y no hablo de las constituciones europeas, no, no…, basta ver las latinoamericanas que por lo menos tienen una infraestructura –no sé si el “deber ser” pasa a ser “ser”– pero, por lo menos, un poco más razonable.
Quizá, más allá de los defectos humanos, más allá de las fallas, más allá de los nombres, lo que tenemos mal hecho es la estructura misma del Poder Judicial.
Tenemos, ante todo, una Corte Suprema en la que cinco personas, el día que asumen, baja el Espíritu Santo, Pentecostés, les da la ciencia infusa y saben todas las ramas del Derecho.
Es grave declarar una inconstitucionalidad. En consecuencia tiene que ser algo grosero para que se declare una inconstitucionalidad.
El poder de la Corte Suprema
Pero hace unos cien años, y después cada vez más insistentemente, y por vía de excepción, nuestra Corte comenzó a declararse última instancia de cualquier causa, de cualquier materia, de todo el país, con motivo de arbitrariedad de sentencia. Si alguien me puede decir simplemente cuando una sentencia es arbitraria y cuando no lo es…
Se han escrito paredes enteras de libros para decir cuando una sentencia es arbitraria. La sentencia es arbitraria cuando a la Corte se le antoja que es arbitraria y cuando a la Corte se le antoja analizar el caso, cosa que no hace en 97% de los casos.
Firma 15 mil sentencias por año, en realidad 15 mil sentencias por arbitrariedad. Por la verdadera función institucional, la Corte debe tener unas 100 causas. El resto, va por vía de arbitrariedad. Y tiene un sello que es el 280 que dice “no me interesa”, que son unos poquitos casos.
Para firmar 15 mil sentencias por año, la Corte tendría que emitir una sentencia cada 20 minutos, sin dormir ninguno de los ministros…, y también los sábados y domingos. Obviamente esto es una ficción.
Ahora cómo se resuelve esa ficción: y… muy simple. Llega uno a la Corte y dice, tengo que resolver cosas de Derecho previsional, tengo que resolver cosas de Derecho laboral, tengo que resolver cosas de Derecho civil…, paren que todo eso lo vi en la facultad hace 50 años y no lo vi nunca más. Entonces cada uno se forma un equipo y logra arrimar a ese equipo lo mejor que encuentra en el mercado. Normalmente son secretarios viejos, gente con experiencia, profesores de la materia y ellos proyectan. A mí no me produce ningún rechazo la delegación en lo judicial, porque sin delegación se detendría todo. Pero una cosa es que uno delegue, le diga a alguien redactame tal cosa y más o menos le da los lineamientos –después los lee y los corrige– y otra cosa le traen un proyecto, uno lo lee, lo mira al que hizo el proyecto y le dice ¿estás seguro de esto que escribiste?
Bueno, me he pasado en ese estado emocional once años.
¿Y qué significa ésto? Las sentencias de las Cámaras, las sentencias de los Superiores tribunales de provincia, son revisadas y eventualmente anuladas, por secretarios…, eso a nivel Corte.
Segundo término: inconstitucionalidad. Tenemos control de constitucionalidad, cualquier juez puede declarar la incontitucionalidad de cualquier ley…, es un caos, es un caos.
Si esto les parece que es seguridad jurídica, que es previsibilidad, yo soy emperador de Japón.
Si alguien que viene a invertir –con esta lluvia de inversiones que iba a venir, pero no llegó– me dice ¿Puedo hacer este contrato? yo como abogado le digo: mire, con esta Corte, sí, pero si se muere alguno, no sé.
Bueno…, eso es estructural. Esos son defectos estructurales. A los cuales les sumo otro: tenemos códigos civil, penal…, código…, con 25 posibles interpretaciones distintas, una por cada superior Tribunal de provincia y el superior Tribunal de la Ciudad de Buenos Aires. ¿Hay alguien que unifique las interpretaciones? No, no hay nadie. Entonces, de un lado de un puesto caminero puedo ser un delincuente. Del otro lado del puesto caminero, por la misma conducta, juzgado por la misma ley, me pueden hacer un acto de homenaje y darme una medalla. Eso es un defecto estructural, va más allá de las personas.
No tenemos Casación Nacional, no tenemos unificación de criterios jurisprudenciales, no tenemos unificación de interpretación…, uno como abogado garantiza el esfuerzo pero no está seguro porque no sabe con quién se topa en el juicio. Y efectivamente eso es resultado de estos defectos institucionales…
La historia del Poder Judicial
Nuestro Poder Judicial en sí, tiene una larga historia, comienza con la Corte federal que instala Mitre en 1863 que tomó algunas medidas entre las cuales nombra al que instigó a Lavalle a fusilar a Dorrego, y se va generando un Poder Judicial que como dijo Jauretche en algún momento, “eran los primos pobres de la oligarquía”. Pero los primos pobres de la oligarquía por lo menos tenían un proyecto de país, a tal punto que cuando en 1930, adviene el bigotudo payaso de Uriburu –que quizás haya sido el dictador más ridículo que tuvimos en la historia–, nada menos que Figueroa Alcorta, quien presidía la Corte Suprema , no quería firmar la acordada que legitimaba la doctrina de facto. Le torcieron el brazo ¿Por qué? Porque Figueroa Alcorta representaba a la vieja oligarquía.
Adviene una nueva clase media alta y, naturalmente, no se acomoda bien con el peronismo del año 46. Perón remueve a la Corte Suprema , y la remueve legítimamente y constitucionalmente a través de un juicio político. Y la remueve por haber legitimado dos golpes de Estado, por haber rechazado el nombramiento de los jueces del trabajo, por haber declarado la inconstitucionalidad del sueldo anual complementario, etc. etc. Es decir: le sobraban motivos.
Viene el 55 y se pone en comisión a todo el Poder Judicial. Dos veces en nuestra historia se pone en comisión a todo el Poder Judicial: en el 55 y en el 76. Deviene un Poder Judicial gorila que supera los accidentes constitucionales y finalmente tenemos la segunda remoción en el 76. Poder Judicial de facto que en el 83 se confirma a unos cuantos de ellos que fueron desapareciendo con los años. No es cierto que hoy tengamos jueces que fueron nombrados por la dictadura. Puede quedar alguno, pero no son muchos. Los que están haciendo ésto son jueces de la democracia, cuidado. Y algunos son jueces que han superado concursos en el Consejo de la Magistratura. Por supuesto, ya sé que el nombramiento en el Consejo de la Magistratura tiene sus vueltas. Primero que el Consejo de la Magistratura de la Constitución del 94, nació mal. Si ustedes leen la Constitución, dice: el Consejo de la Magistratura se integrará con representantes de ésto, ésto y ésto, en forma equilibrada. Si alguien me explica qué es la forma equilibrada se lo agradezco… Menos mal que no dice que se integra la Cámara de Diputados en forma equilibrada… Esto da lugar a que tengamos tres leyes del Consejo de la Magistratura. Perdón pero perdí la cuenta no sé si tenemos tres o dos. Lo cierto es que ahora está vigente una que no votó nadie. Porque la Corte Suprema declaró la inconstitucionalidad de algunos artículos de la última, cosa que podía hacer, lo que no podía hacer es decir que renacía la vigencia de la ley derogada. Entonces ahora tenemos en vigencia una ley que es la última pero con algunos artículos de la que antes habían derogado. Una ley que no votó ningún parlamento.
Así funciona el Consejo de la Magistratura. Ese Consejo de la Magistratura ante el cual se denuncia a todo juez molesto…, es la primera vez que se persigue jueces por el contenido de las sentencias…
Sí, la “Fusiladora” echó jueces, los genocidas echaron jueces, pero después no los persiguieron por el contenido de las sentencias, se aguantaron lo que los jueces dijeron…, éstos no. Tenemos un presidente de la República…
La relación entre los tres poderes
Yo nunca confío mucho en los ejecutivos que dicen “no, yo quiero una justicia independiente…” quizá no lo piensan, pero lo dicen… Éste no, éste tiene una sinceridad tremenda, dijo “queremos jueces propios”, no lo había dicho nadie hasta ahora. Puede ser que lo hayan pensado, pero dicho, no lo había dicho nadie.
Para remover un juez, poco menos que secuestraron a un senador. Necesitaban el quorum, tenían un quorum límite. Había un senador, tenía que incorporarse al Consejo de la Magistratura, lo retuvo el presidente de la Corte mientras sesionaban en minoría para remover al juez y después le tomó el juramento para que se pudiera incorporar. No es una privación ilegal de la libertad, pero más o menos…
Conforme a lo que dice la Constitución, los jueces tienen que nombrarse por concurso, a partir de la Constitución reformada de 1994. En el concurso el jurado emite un dictamen con una terna. Pero qué pasa, el pleno del Consejo se reúne y tiene una entrevista personal, entrevista personal en la cual puede alterar el orden de mérito que sale del jurado. Vale decir: al décimo lo puede poner primero, al primero quinto…, con lo cual el dictamen del jurado tiene un valor muy relativo.
Primera cuestión, la terna : son tres nombres que van al Ejecutivo, el Ejecutivo elige uno y lo manda al Senado para solicitarle el acuerdo. En la constituyente del 94, en la comisión, critiqué lo de la terna y le decía al presidente de la comisión: si usted fuera ministro de Justicia y le ofrecen tres nombres y los va a llevar al presidente, el presidente le va a decir: de estos tres cuál es el amigo –no, no sabemos. Y el enemigo: –no, tampoco sabemos. Bueno, a ver ¿Quién es el más idiota de los tres?
Y sí, si usted no procede así, el presidente le va a decir: ¿a quién me nombraste? ¿a quién me hiciste nombrar? El pobre Alfonsín me decía: “en las ternas se pueden valorar las virtudes republicanas…” Una ingenuidad.
Ya la terna trae eso, pero ni siquiera funciona la terna porque el pleno del Consejo puede alterar el orden de mérito. De cualquier manera, entre los primeros, tienen que haber salido los que ahora son jueces o alguno de ellos. Esto significa que, alguna preparación jurídica mínima tienen, lo cual ratifica lo que dije al comienzo: vivimos en una situación de omnipotencia. Porque si fuera un ignaro jurídico total, diría bueno…, pero alguien que mínimamente pudo pasar un concurso, algún nivel de conocimiento del Derecho tiene y sin embargo procede de esta manera.
Realmente es muy preocupante, sobre todo para quienes tengan que pensar en un futuro en una reestructuración del Poder Judicial. Cómo se reestructura un Poder Judicial, cómo pensar un gobierno de un Poder Judicial, de forma tal que sea un Poder Judicial que no genere este tipo de patología individual que se traduce en una patología institucional.
El poder econónomico transnacional
De todos modos, y que no nos sirva de consuelo, no creamos que esto nos pasa solamente a nosotros.
Hay un problema de regresión de Derechos Humanos en el mundo y hay un problema de regresión de Derechos Humanos en nuestra región.
El método éste que en definitiva digo que es de Goebbels no se usa sólo entre nosotros. No puedo hablar de países de la región en particular por la función que tengo, pero hay un problema regional de regresión de Derechos Humanos y una metodología que, con algunas diferencias de tipo folclórico, es la misma.
Creo que vamos a salir de ésto. Hemos superado otras etapas, vamos a superar ésta, no me cabe la menor duda, pero tenemos que pensar cómo hacemos para hacer un nuevo “¡Nunca más!”
Es la primera vez que tenemos el país gobernado por una serie de sujetos que son Chief Executive Officers (CEOS) de menor categoría. Pero no son los grandes de las transnacionales, son la versión “localcita”, los títeres locales. Es la primera vez que tenemos un Gobierno cuya programación económica no ha sido otra que la de endeudar al país a una velocidad absolutamente increíble. Hace ocho o nueve meses, viendo las cifras simplemente, yo no soy economista, dije “a la velocidad que vamos se termina el crédito”. Me dijeron de todo… Fueron al FMI, les dio 15 mil millones, los tiraron al Mercado…, se los llevaron. Esto había pasado en el último tiempo de De la Rúa también, el famoso blindaje. Pasó lo mismo ahora, en dos meses se gastaron los 15 mil millones.
Ahora fueron a pedir más al FMI. Se sentaron en la escalinata del FMI con la escudilla en la mano. Y les dijeron “no, pará, para que la tires al Mercado…”. Misión cumplida, el país está endeudado.
¿Y a qué responde esto? Responde a los intereses corporativo-financieros mundiales. Hay un problema que no podemos ignorar porque si no no entendemos lo que está pasando. Desde los años 70 el capitalismo cambió, no es el viejo capitalismo productivo, no es Henry Ford, no es el gordo con el habano de la caricatura de “La Vanguardia”, no es el patrón. Antes estaba el patrón y el obrero…, el explotador y el explotado. El explotador no podía existir si no existían los explotados, se necesitaba explotados para que existiera el explotador. Había una dialéctica, el Estado podía mediar…
Se terminó eso. Hoy hay grandes conglomerados de dinero que son telarañas de personas jurídicas, sociedades anónimas que son ficciones que manejan tecnócratas que no son los dueños del capital. Por eso no confundamos los fenómenos, son distintos.
No es que volvamos al país anterior al 45, no. Antes del 45 había una oligarquía, que hacía al país oligárquico, sin distribución, que eran los dueños del país, para ellos, por supuesto, pero eran los dueños. Y que cuando vino la crisis del 30 no dudaron en meter un programa keynesiano de intervención económica, de precios sostén, de juntas reguladoras.
Sí, lo hizo Pinedo, el abuelo de éste. Estructurando una economía que después Perón aprovechó en otro sentido, que coronó con el Instituto Argentino de Promoción del Intercambio (IAPI). Fue aquella oligarquía que no hablaba de liberalismo en esa circunstancia, metieron un intervencionismo del demonio. Pero eran los dueños del país. Eso se terminó.
Estos no son los dueños del país. Son gerentes transnacionales de menor categoría cuya función fue la de endeudar al país. Ahora lo endeudaron. Misión cumplida. A los “grandes” ya no les interesa que sigan. Ahora necesitan alguien que, más o menos, ponga un poco de orden, que pida algún descuento, que vea cómo se hace…, y que empiece a pagar.
El endeudamiento como método
El método de colonización actual en este colonialismo tardío, en esta fase avanzada, no es ocupar el territorio…, es endeudar, debilitar a los Estados. ¿Por qué? Porque las corporaciones van ocupando el lugar de la política.
Esto no nos pasa sólo a nosotros. Está pasando en los países sede de las corporaciones. Los políticos de esos países son rehenes de las corporaciones transnacionales. Cuando viene el vicepresidente de los EEUU no viene a hablar de política, viene a hablar de los intereses de las corporaciones de su país. Ese es el esquema mundial, esquema mundial que tiene una característica, ¿cómo la podemos calificar?
Nos guste o no nos guste, ese esquema de poder planetario, de poder mundial, es criminal, es delincuencial. Y voy a lo elemental: hace diez años, en los EEUU explota la burbuja de los precios de los inmuebles, una estafa, artículo 172 del código penal, una estafa. Dan crédito, suben los precios de los inmuebles. Dan más crédito sigue subiendo el precio de los inmuebles. Se acabó el crédito, se cayó el precio de los inmuebles. –Bueno no puedo pagar, le dejo el inmueble. –no, pero con ésto no me cubre la deuda ahora… ¿Por qué? Porque el inmueble vale menos de lo que yo le presté. Los bancos se quedan con los inmuebles devaluados y van y le dicen al Jefe de Estado: “mire o me salva o vamos todos a la quiebra y con esto lo arrastro a usted también”. EEUU pone medio billón de dólares (u$s 500.000.000.000.-) y Europa pone 480 mil millones de Euros para salvar a los bancos estafadores que habían urdido la maniobra.
La República Argentina. Hace poco menos de tres años: reciben al país con 40 mil millones de deuda y hoy pasamos de 200 mil. Nunca había sucedido. A esta velocidad, nunca.
Si yo fuera el administrador judicial de los bienes de un incapaz y le hipoteco todas las propiedades y lo endeudo hasta el límite de la quiebra, me meten preso por administración fraudulenta. Pero si soy el Presidente de la República y le hago lo mismo a los 44 millones de habitantes, no.
“Ellos” sí. Nosotros, no
Existe la prohibición de explotar trabajo esclavo. Sí, pero las corporaciones transnacionales producen donde es más barata la mano de obra. ¿Y dónde es más barata? Donde hay trabajo esclavo.
Y así podría seguir, hay unos cuantos delitos más. Y peor todavía, hay un delito de encubrimiento, bien organizado, que es el reciclaje de dinero. Y miren lo que secuestran del reciclaje. Son cifras ridículas.
El reciclaje se hace en el “Norte”, nosotros en el “Sur” no podemos lavar nada, ni la ropa interior, porque tenemos un organismo que nos sanciona. Corremos el “riesgo de estar financiando terrorismo”, según califican. En el “Norte” lavan algo así como 200 a 300 mil millones de evasión fiscal y lavan todos los “beneficios” de la llamada criminalidad organizada, algo contra lo que tenemos que luchar y para eso la ministra de Seguridad se viste de gendarme, etc. Bueno, los beneficios de esa criminalidad organizada se lavan allá. Seamos conscientes de que no estamos viviendo una situación producto de la derecha, no, no…
Derecha, izquierda, creo que son dos términos que podemos seguir usando pero con cuidado… La polarización, a lo largo de toda nuestra historia, ha sido entre soberanía y colonialismo
Por cierto que una sociedad colonializada no es justa: no puede repartir riqueza más o menos equitativamente. Una sociedad de un Estado soberano puede ser más justa. Sí, si le quiere llamar derecha a la injusticia social e izquierda a cierto grado de justicia social, está bien, no molesta…, pero a condición de que no soñemos con que son dos fenómenos originarios. Son dos fenómenos producto de, o bien de nuestro colonialismo, o bien de nuestro ejercicio de soberanía. Tengamos claro entonces que lo que estamos viviendo no es neocolonialismo, el neocolonialismo terminó. El neocolonialismo se valió, primero, de nuestras oligarquías vernáculas en todo el continente. Cuando esas oligarquías se debilitaron como resultado de los populismos –llámese Lázaro Cárdenas, llámese Revolución Mexicana, llámese Vargas, Perón, Yrigoyen, etc.– entonces volvieron a nuestras fuerzas armadas con la ideología de la seguridad nacional, una ideología de carácter colonialista inventada por los franceses para Argelia e Indochina, que nosotros tuvimos el raro privilegio de recibirla de manos directas de los franceses…, el resto lo recibían de la Escuela de las Américas radicada en Panamá. Cuando vino la Guerra de las Malvinas, ahí se terminaron las dictaduras de la seguridad nacional –estos locos tienen poder nuclear, no sabemos que lío pueden hacer, pasemos a los gobiernos civiles– y ahí, eso coincide con el momento de transformación del capitalismo, el momento de hegemonía del aparato financiero sobre el aparato productivo mundial y a partir de ahí comienza la etapa del colonialismo a través del endeudamiento que estamos viviendo. Todo esto no lo digo para que nos deprimamos (risas) sino para que tomemos conciencia de la tarea que tenemos por delante.
De aquí en más…
Ningún poder es macizo, todo poder tiene ralladuras, filtraciones y contradicciones, si no, no estaríamos acá. Esto habrá de superarse y ese “Nunca más” que tendremos que hacer después lo tenemos que pensar seriamente. Tenemos que pensar que el Estado que tenemos: no sirve. Hay que repensar al Estado.
Esto que les decía de lo judicial lo podría analizar en otros aspectos. Necesitamos un nuevo proyecto de Estado. Necesitamos una nueva Constitución. Necesitamos repensar seriamente al Estado y esta no es una tarea de juristas, es una tarea política, pero tenemos que pensarlo entre todos. El jurista: sí, al jurista hay que llamarlo…, esto es como el vino, alguien lo tiene fabricar pero también hay que envasarlo porque si se envasa mal, se avinagra. Entonces el jurista es el que se encarga del envasado, pero al contenido político lo tenemos que discutir entre todos.
Pareciera que hablar de una Constitución nueva es hablar de algo muy lejano. Pero cuidado, que de esta distribución de poder, de estos errores, depende la educación, la salud, el trabajo…, depende la vida. Cuidado que estamos navegando un mundo complicado en un bote agujereado, cuando necesitamos hacerlo en una lancha blindada.
¿Deprimirnos? No. Hay que tomar conciencia de que éste es un momento de resistencia, nadie puede hacer resistencia deprimido. Yo no aconsejo nunca usar tóxicos pero no sé…, tómense un vaso de vino, fúmense algo, pero depresión, ¡no!
Es un momento de resistir e ir para adelante y ¡Vamos a salir! Y no es cuestión de que “vamos a volver”. Y no vamos a volver, simplemente, porque nunca nos fuimos.
(Aplausos finales)
Sobre el final se dio micrófono a quienes quisieran formular alguna pregunta al Dr. Zaffaroni. Destacamos la expuesta por Fabián Mettler, abogado, miembro de la Asociación organizadora del evento.
Dr. Fabián Mettler:
¿Podría el próximo gobierno, si es de signo contrario al actual, plantear la nulidad de la deuda contraída, por falta de aprobación parlamentaria?
Dr. E.R.Z.: El problema es el plano internacional, porque creo que son nulos (los contratos del endeudamiento). El Fondo va a sostener la siguiente teoría en el plano internacional: “A mí no me interesa el trámite interno, trato con el representante oficial del país, el Ejecutivo”. Si yo fuera abogado del Fondo diría eso. Ahora, desde el punto de vista argentino, diría: “¿Usted le da dinero a una dictadura?” –”Sí, le he dado dinero a una dictadura”. Y a más de una, me dirían.
Internamente el Ejecutivo lo está haciendo en función de una supuesta delegación que le habría otorgado el Congreso. Pero cuidado: ¿Eso no entra dentro de traición a la Patria? ¿No es la suma del poder público? ¿El Congreso puede delegar esa facultad? Creo que no. El Congreso no puede delegar ciertas cuestiones: sancionar leyes penales, por ejemplo… Entonces creo que lo de “infames traidores a la Patria”, en una de esas les incumbe…
[*] Eugenio Raúl Zaffaroni: juez, jurista, jurisconsulto, escribano y criminólogo argentino graduado de abogado en la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires en 1962, doctorado en Ciencias Jurídicas y Sociales en la Universidad Nacional del Litoral en 1964. Nació el 7 de enero de 1940 en Buenos Aires, Argentina.
[1] Know-how: Conjunto de conocimientos técnicos y administrativos que son imprescindibles para llevar a cabo un proceso comercial y que no están protegidos por una patente.
[2] Lawfare: “Guerra jurídica”, como el uso de la ley para efectuar la subordinación, la conquista o el control de subalternos o, en general, de grupos menos poderosos.
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