“Yo no voté esto. ¿Y usted?”
Reflexiones de Eduardo Alfonsín sobre las conductas de presunto convencimiento que a veces adoptamos…
El viernes 8 de marzo de 2019, Página 12 publicó un artículo de Liliana Viola titulado “Votar a Macri para que no gane”, un viaje de la periodista con un clásico taxista porteño de los que tanto aportaron a la campaña macrista con sus escuchas y comentarios sobre la ínclita Radio 10 y que, a estar de la dura realidad, hoy le recrimina al Gobierno su política –sobre todo la económica– aunque dice que lo volverá a votar refugiado en el impenetrable cuero de gorila.
La periodista recuerda el conocido cuento de la cultura Sufí sobre el profesor que atravesando un río escucha las barbaridades que dice el remero que lo conduce y le pregunta ¿Nunca aprendiste gramática? Y ante la respuesta negativa le informa que por esa carencia se ha perdido la mitad de su vida. Metros más adelante el remero interroga al profesor: ¿Profesor, ha aprendido usted a nadar? –No, nunca. –Pues le informo que por esa carencia va a perder usted toda su vida. Nos estamos hundiendo –finaliza el remero antes de arrojarse al agua.
El relato generó algunas reflexiones de nuestro amigo Eduardo Alfonsín sobre las conductas de presunto convencimiento que a veces adoptamos…
Dice Eduardo:
Interesante… Hace rato que nos venimos preguntando que hacer frente a este tipo de ciudadano de lógica, al menos, extraña a la nuestra. Pero hace rato también he decidido no preguntarme todo el tiempo qué hacer y cambiarlo por “qué no debo hacer más” o dejar de hacerlo como lo estoy haciendo.
Quiero salir de la lógica de los compañeros de izquierdas clásicas y clasistas al decir que es el otro el que no nos entiende, ellos culpan al Peronismo como un experimento lava cerebros como el progresismo acusa a Clarín, a Cambiemos y a Durán Barba más o menos de lo mismo.
Yo tengo un hermano que tranquilamente podría ser ese taxista. ¿Qué le pasó a un tipo que se anotó como voluntario para ir a Malvinas para terminar apoyando a un gobierno entreguista? Hoy trato de pensar qué hice mal yo, que vi como le empezaron a crecer los pelos en un proceso claro de gorilización. Y la respuesta es que no hice nada… Tal vez sí discutir al principio pero luego, creo que con algo de soberbia, empezar a decir “ma si, vos no tenés remedio” y me dediqué a charlar con quienes pensaran como yo. Este neo Masismo (decir… “Ma si”) no ha ayudado a detener la taza de reproducción opositora y el taxista y mi hermano siguieron escuchando 10 horas por día a Feinmann, Radio 10 y Ari Paluch.
Este grupo* creado hace un mes, debería romper la modalidad de juntarnos para invitarnos a nosotros mismos a charlas que ya vimos o ya sabemos qué van a decir los invitados y empezar a buscar la forma de crear lazos con el afuera del grupo, que pueden ser grupos similares, pero no es lo que propongo, eso está bien pero sería más de lo mismo. Lo que digo es que debemos llegar al taxista que es lo que no estamos haciendo. ¿Y cómo? El cómo es lo más difícil porque algo de lo que hacemos produce rechazo, algo de lo que hacemos nos distancia.
Tenemos que ser creativos, apelar al marketing político, hablar desde la vereda del taxista, el incremento de la nafta, Uber, la clase media toma menos taxi, sin clase media no hay país y dejar de hablar del pasado.
Tenemos un gobierno que ganó con mentiras, habló de pajaritos de colores y prometió paz y amor. Al asumir alentó al gatillo fácil, incumplió todas las promesas y entrego al país al que llevó a la peor crisis del los últimos 50 años en menos tiempo. De éso hay que hablar…
Contar que Massa (el massismo con “doble s”) y Vidal son lo mismo, pero explicar por qué, no solo ponerlo en una consigna. Hay que correr por derecha, sobre todo al ciudadano porteño.
Cien mil afiliados menos a las prepagas en lo que va del año. La matrícula de los colegios privados, los precios de los servicios, la TV por Cable, la nafta, la baja salarial en relación al dólar, la inflación… Seguramente ni mi hermano ni el taxista votaron este desastre. Pues ahí tenemos algo en común, yo tampoco. Esa puede ser una consigna interesante “Yo no voté esto. ¿Y usted?” Al menos para ponernos a charlar. Otra cosa que podemos hacer es tener un cartel de diga “Uber es Ilegal” y mostrarlo en los ruidazos para comenzar a recuperar empatía con el taxista.
Bueno, es una idea…
(*) Grupo de amigos cuestionadores del actual Gobierno que se reúnen a intercambiar ideas periódicamente.
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