Vandalismo patrimonial
Por Mario Bellocchio
Un día de noviembre de 2016, sin que mediara explicación alguna ni cartel de obra que lo justificase, el Museo Casa Carlos Gardel fue cerrado por el Gobierno de la Ciudad. El sórdido proyecto de “patrimonicidio” se ponía en marcha tras las puertas de Jean Jaurés 735.
De cuando la casa fue de Gardel
(…) “En Jean Jaurés 735 está la casa que Carlos Gardel le compró a Berta Gardés, su madre, en el año 1927, con un crédito del Banco Nación. Hay viejas fotografías de la casa en que se ven tres pequeñas jaulas en las paredes existentes entre las puertas de las habitaciones que dan al patio, y otra que muestra a Gardel junto a una de ellas.”.
(Fragmento de “La casa de Gardel” por el arquitecto José María Peña)
De cuando la casa se hizo museo (2003)
El martes 4 de marzo de 2003 quedaba inaugurado oficialmente el Museo Casa Carlos Gardel. Decía entonces el cronista de La Nación: “Por supuesto que se esperaba una gran repercusión, pero la enorme cantidad de público presente en Jean Jaurés 735 superó todas las expectativas. Vecinos, artistas, asociaciones gardelianas provenientes de lugares recónditos, funcionarios, diplomáticos y gran cantidad de medios se apretujaron para ingresar en la casa, con el afán de apreciar las obras de restauración, pero mucho más para atrapar algunos de los recuerdos de la vida de Gardel junto a su madre, Berta.
La calle era, a su vez, pura fiesta, con un escenario montado, y el público expectante por la música que, más tarde, los haría vibrar al ritmo del 2×4″.
La palabra de los funcionarios reflejaba, a su vez, el origen y la concreción de la casa-museo:
“Durante muchos años este lugar se usó como tanguería y luego quedó abandonado, por eso la restauración, que comenzó en diciembre último, resultó muy compleja”. (arquitecta Silvia Fajre, subsecretaria de Patrimonio Cultural).
El director de Aeropuertos Argentina 2000, Guillermo Francos, transmitía la alegría del titular de la empresa, Eduardo Eurnekian, quien había donado $ 500.000 para la compra y las obras de restauración de la propiedad: “Todo surgió de una charla con el jefe de gobierno, Aníbal Ibarra” –manifestaba.
“Se hizo justicia con el Abasto, una zona llena de tango; con la ciudad, que recupera su patrimonio y tendrá un nuevo museo” (Jorge Telerman, secretario de Cultura del Gobierno de la Ciudad).
“Cuando visité la casa por primera vez me desoló la vista de la misma, ya que su estado era calamitoso, casi desesperante y a punto de colapsar.
Así, hubo que realizar en forma urgente un apuntalamiento preciso, a la vez que delicado, demoler los sectores que se encontraban a punto del derrumbe y ejecutar rápidamente una estructura eficiente y que permitiera respetar las formas originales de la vivienda. Para esto se recurrió a la ayuda de aportes fotográficos, fílmicos, relatos y restos de material que se hallaban en la casa”. (…) ” Tal como estaba previsto en el proyecto, se restauraron y reacondicionaron materiales originales, como algunas carpinterías, herrajes, solados, revestimientos y mesadas”. (Arq. Martín Luis Italiano, Jefe de Obra en la restauración de la casa de Jean Jaurés 735.).
Cierre y denuncia
Un día de noviembre de 2016, sin que mediara explicación alguna ni cartel de obra que lo justificase, el Museo fue cerrado. El sórdido proyecto de “patrimonicidio” se ponía en marcha tras las puertas cerradas de Jean Jaurés 735.
El vecindario que desde hace 14 años atesora al Museo y su entorno, inquieto por el misterioso cierre, llevó a cabo una protesta en la puerta de Jean Jaurés el 16 de febrero de este año para pedir la reapertura del lugar, ya que consideraban que había pasado demasiado tiempo desde el inicio de obras en noviembre. Desde el Ministerio de Cultura, encabezado por Ángel Mahler de inmediato les respondieron “que los trabajos estaban encaminados”.
La inquietud tomó forma de proyecto de ley a manos del legislador porteño Adrián Camps (PSA), quien el 11 de mayo, haciéndose eco de distintas movilizaciones hechas por los vecinos del Abasto, presentó el Expediente 1428-D-2017 para que el Poder Ejecutivo brindara datos sobre las reformas.
Los fundamentos del proyecto afirman: “Entre las obras que, según los vecinos, se estarían haciendo, se incluye una reforma de la cocina, en la cual se le habría sacado la antigua pileta de lavar; un cambio en los pisos del patio; y la pintura del frente de la casa. Además, indicaron que estaría proyectado construir una cafetería y retirar la histórica puerta cancel”.
El legislador, señalando que “en la puerta del museo no existe cartel alguno que indique la realización de las obras”, generó una denuncia ante la Agencia Gubernamental de Control, bajo el número 00269934/17”.
La nueva “propuesta curatorial”
El espanto sobrevino cuando pudo apreciarse la llamada “puesta en valor” de la casa, términos precisos que entienden que se trata de “una operación cultural sobre el bien destinada a la doble estrategia de conservación e interpretación”.
Pero parece ser que el Gobierno de la Ciudad tiene su propio diccionario. En esos ocho meses de desvarío posteriores al infame e innecesario negocio de destrucción, lisa y llana, de patrimonio histórico, había desaparecido la casa, aquella casa…
“Es un homenaje merecido y una gran responsabilidad la que nos exige su nombre”, señalaba Guillermo Alonso, director de Patrimonio, Museos y Casco Histórico de la ciudad de Buenos Aires, en el acto de reapertura, asumiendo junto a Natalia Scuzarello, investigadora del museo, y Carlos Kofman, director de esta propuesta curatorial, la responsabilidad del “patrimonicidio”. “Se buscó que haya una actualización tecnológica”, indicó Alonso tratando de justificar las dicroicas, la chatura conceptual y la nula interpretación de la conservación patrimonial.
Los trabajos incluyeron –se informó– la instalación de un nuevo sistema de iluminación led en las salas de exposiciones, nuevos baños, restauración de puertas y ventanas, instalación de un nuevo sistema de seguridad electrónica, colocación de cámaras, sensores de humo y alarmas, renovación del sistema cloacal y acondicionamiento de las paredes y el cielo raso.
El Facebook del Museo: https://www.facebook.com/carlitosrgardel/ comenzó a atiborrarse de críticas y quejas sobre esta descabellada reforma. En una de ellas Sebastián Linardi puntualiza con precisión el despropósito:
“Parte del encanto era, justamente, estar en una casa chorizo de esa época, mantenida lo más parecida a lo que había sido en ese entonces. Y donde Gardel había pasado sus días, junto a su madre.
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