Una carta a Hernán Lombardi
El paradigmático funcionario de los medios oficialistas en la mira de –como él mismo se identifica– “el Barragán de 678”, quien quiere decirle sus verdades mientras aun le duren las funciones…
Qué hacés, Lombardi.
Soy Barragán, el de 678. Te escribo un poco apurado porque lo que quiero decirte se lo quiero decir al funcionario. Y como tu gobierno está en crisis, quién sabe si no te toca irte pronto a hacer negocios a otro lado.
Te escribo porque apenas te dieron los palitos del poder saliste de cacería y aseguraste que quienes hacíamos aquel programa éramos unos mercenarios, gente indigna, ladrones que nos aprovechábamos del Estado.
Habrás visto que cuando nos pusiste en la calle ahí nos quedamos. Ninguno tenía el dinero para poner una productora como esas que contratás tan seguido, y nos volvimos más pobres, cada uno en su medida, todos más pobres. Como cualquier argentino, pero en nuestro caso con nuestro honor y nuestro nombre basureado por vos y con las puertas de los medios cerradas por vos.
¿Quién se podía animar a darnos trabajo si vos nos habías expulsado de la ciudadanía sana? Tanto nos ensuciaste que todavía hoy muchos repiten tu idea de que nuestra ausencia en los medios garantiza la libertad de expresión. Pero a pesar de todo, a pesar de vos, sobrevivimos y encontramos muchos lugares donde seguir comunicándonos con otros argentinos.
¿Te digo una cosa? Vas a leer esta carta porque mi Facebook llega a más personas que tus canales y tus radios. Y a mí no cuesta un centavo. A vos tampoco te cuestan nada los medios estatales, y hasta parece que te dan alegrías.
Tu fracaso es formidable, Lombardi. No nos pudiste callar, y encima desde un Facebook común y corriente seguimos llegando a miles y miles a los que vos no podés decirles nada. Salvo que salgas en tus medios amigos, esos que te ayudaron a perseguirnos.
No sé si habrás visto que tus periodistas ya están pidiendo que ustedes se vayan por incompetentes y desastrosos. Mientras tanto somos nosotros los que defendemos que tu presidente llegue hasta el último día de su mandato. Nosotros, los que vos asegurabas que éramos fanáticos, irracionales y violentos. Hiciste que mucha gente nos odiara, que nos despreciara, que se riera del destino que nos depararon tus palitos de poder. Y sin embargo acá estamos, diciendo lo mismo que siempre dijimos, defendiendo lo que siempre defendimos, sin acomodarnos a las mareas de la guita y con miedo de lo que vos y los tuyos nos puedan hacer. Con miedo pero sin claudicar ni bajar la cabeza, sin entregarnos al viento de la pauta y soportando tus maldiciones.
Todos sufrimos desdichas –no te las voy a enumerar para que nos las disfrutes–, pero nunca dejamos que esas desdichas nos hicieran poner de rodillas.
Lombardi, te escribo para que sepas que no pudiste callarnos, que no pudiste quitarnos de la sociedad, que seguimos comunicando y diciendo lo que pensamos. Hoy no se olvidan de nosotros quienes nos creían y querían, y tampoco tus periodistas que ya dejaron de ser tuyos. Muchos de ellos hasta están reconociendo tu persecución infame y nuestra capacidad de soportarla.
Quiero que sepas que sos un fracaso, que lo que rompiste ya empezó a recuperarse, que tu plan falló, y que podés ser un gordito muy ingenioso pero no fuiste inteligente. Debiste haber sabido, Lombardi, que los pueblos tienen voces, que para silenciarlas no alcanza con ser un funcionario obediente.
Para finalizar te cuento que muchas veces te escribí con mucha bronca por lo que nos hiciste, hoy la bronca se me diluye, como se diluye todo lo que vos hiciste. Hasta luego.
Carlos Barragán