Un pajarito en la cubierta del Titanic
El “Titanic” del capitán Elon Musk ha impactado con el iceberg del “control intencionado” mientras agitaba banderas de libertad de información. Mario Bellocchio
Y la percepción de los medios europeos no ha visto con buenos ojos la butaca reservada por Trump al multimillonario quien ya ha comenzado a ser reticente con su proclamada libertad en las redes, comenzando por la mutación que sufrió el pajarito azul (Twitter) devenido una inexpresiva “equis” negra.
Del prometedor y meteórico ascenso de 5 a 71 millones de usuarios de Twitter en 2009 a la precipitada búsqueda de los botes de salvamento parece que hubiera pasado un siglo. Aquella estrategia del periódico The Guardian orientada a explotar el potencial de redes como Twitter citada por el Instituto Reuter –un centro de investigación referente en el estudio del periodismo en su informe anual de 2012–, en poco más de una década surgió el divorcio “por incompatibilidad de caracteres”: The Guardian ha anunciado su marcha de X porque “las desventajas pesan más que los beneficios”.
En ésto, por lo menos, el periódico inglés no puede pretender exclusividad. Otro musculoso medio europeo como el español La Vanguardia sigue el mismo sendero.
Qué es un medio y qué un pseudomedio ha pasado a ser una frontera sin aduana en la digitalidad. Y más de un gobierno europeo ha manifestado que la libertad de expresión no puede tener tanto “descontrol” como para que la desinformación y la información veraz se fusionen hasta hacer imposible su certera identificación. El presidente de la República Francesa Emmanuel Macron, entre otros, planteó la necesidad de una mayor regulación.
“Han sido años intensos de relación en los que prácticamente todos los medios han dedicado ingentes recursos económicos y humanos para adaptar sus contenidos, interactuar con los lectores o idear nuevos formatos. Pero fenómenos como la desinformación, el extremismo y la conspiración han intoxicado el ambiente de X hasta el punto de provocar el éxodo de los garantes de un debate veraz” –señala Ana Zafra Arroyo* para The Conversation.
Quienes tienen más información sobre el tema señalan que la cima del tobogán se ubica en 2022, cuando Elon Musk compra al pajarito azul y lo transforma en una agorera equis negra despidiendo simultáneamente a casi el 80 % de sus trabajadores y suprimiendo el departamento de moderación de contenidos, dependencia que era, precisamente, la que se encargaba de poner un tope al desenfreno “informativo”.
Hablar de “X” sin tener idea de qué es un sistema algorítmico hace inexplicables sus enredos y trapisondas. En informática, se llaman algoritmos al conjunto de instrucciones sistemáticas y previamente definidas que se utilizan para realizar una determinada tarea. Estas instrucciones están ordenadas y acotadas a manera de pasos a seguir para alcanzar un objetivo. Vale decir que sistemas algorítmicos muy permisivos no pueden producir contenidos seguros.
Y bastó que aparecieran las regulaciones de la Digital Service Act (DSA)1 y la Digital Market Act (DMA)2 para que Musk se encrespara tratando de convencer a la opinión pública de que regular las redes restringe la libertad de expresión, una opinión pública proclive a rechazar todo control y a la que le resulta dificultoso distinguir entre libertad y falsedad interesada.
En la actualidad, X está siendo investigada por incumplimiento de la DSA y ha abandonado el Código de buenas prácticas en materia de desinformación, una medida autorregulatoria de la UE a la que “corresponde a los signatarios decidir qué compromisos suscriben y es su responsabilidad garantizar la eficacia de la aplicación de sus compromisos”.
Como en toda legislación se presentan baches por donde se filtran fundadas objeciones, por lo que han aparecido otro tipo de regulaciones como la llamada de “múltiples partes interesadas” o multistakeholder, en inglés, que ha resultado también, como no podría ser de otra manera, cargada de objeciones de parcialidad.
En conclusión de semejante marasmo las empresas de la UE han llegado a la conclusión de que las manos libres en las redes es una utopía que abre las puertas de par en par al manejo intencionado de la información y que la regulación posible deberá surgir de una reglamentación legal a la que deberían apoyar para lograr que sea “lo más manejable posible”.
Ejercer sin ley.
X, Google o Facebook se mueven en un terreno yermo de leyes de regulación y, como si ello fuera poco, monetizan el contenido producido por otros quienes, sin embargo, deben respetar deontológicamente sus límites. Eso les allana el camino de la trasgresión y los vuelve sumamente atractivos para ejércitos de “liberados” que no sienten el peso de la ley sobre sus espaldas a la hora de emitir información o desinformación y se benefician con los inexistentes costos de emisión y distribución. Además, el sistema premia la viralidad que suele ser prerrogativa de la desinformación. El cambalache discepoliano mezcla nobles mensajes y aborrecibles embustes en una licuadora informática que no distingue pelo ni marca.
Elon Musk, quizás el mayor defensor de la no intervención en las redes ahora tiene una butaca reservada para la próxima función de Donal Trump donde se sentará con un seguro propósito de control antes nunca auspiciado. La ambición le aconseja no desaprovechar esta oportunidad aunque la desconfianza que comienza a manifestarse en la UE esta vez pueda dejarlo solo con la orquesta en la cubierta del Titanic.
*Ana Zafra Arroyo, investigadora FPU y profesora de Fotoperiodismo e Imagen Digital, Universidad de Málaga.
(1). La Ley de Servicios Digitales (DSA, por sus siglas en inglés) es un reglamento de la UE adoptado en 2022 que aborda el contenido ilegal, la publicidad transparente y la desinformación . Actualiza la Directiva de Comercio Electrónico de 2000 en la legislación de la UE y se propuso junto con la Ley de Mercados Digitales (DMA, por sus siglas en inglés).
(2). La Ley de Mercados Digitales (DMA) es la ley de la UE destinada a hacer que los mercados del sector digital sean más justos y más disputables.
FUENTE DE INFORMACIÓN: “Por qué los medios abandonan el barco sin rumbo en el que se ha convertido la red X”, publicado el 19/11/2024, en el sitio de divulgación científica The Conversation artículo de Ana Zafra Arroyo, investigadora FPU y profesora de Fotoperiodismo e Imagen Digital, Universidad de Málaga.