Tecnópolis, versión beta*
Por Mario Bellocchio |
La “loperfidización” de Tecnópolis, uno de los principales símbolos culturales del kirchnerismo.
Evidentemente dar de baja dos monstruos como el Centro Cultural Kirchner y Tecnópolis no es materia asequible para un pitecantropus culturalis como Lombardi, el renunciado Lopérfido o la caterva de propulsores neoliberales de la neocultura “espectacular”. Lo demuestra cómo han tenido que digerir el sapo de mantener vigente algo cuya desaparición conllevaría un reconocimiento de ignorancia de un calibre intolerable para los conductores estatales de estos menesteres.
Entonces, como no se puede desconocer la obra de Leonardo, rebautizamos a “La Gioconda”, dicho sea a tono simbólico sin pretender enrasar niveles con genios y obras maestras incomparables.
El Centro Cultural Kirchner pasa a llamarse CCK, la “ballena azul” sufre críticas de su acústica, y pierde su nombre de bautismo mientras se predica y destaca que las fallas son producto de una inauguración apresurada, tanto como para que tales calificativos tapen a las inexistentes –de su parte– ponderaciones a la monumentalidad y grandeza de la obra. Simultáneamente, en Tecnópolis, Zamba se reprograma para que no trate de revisar la historia o encontrarle aristas “humanas” a los próceres.
Pero no reside allí el toqueteo más infame: en el nuevo Tecnópolis sostienen que los desaparecidos fueron menos de 9 mil.
En la llamada Plaza de la Memoria, de donde se eliminaron las referencias a las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, hay en cambio, una muestra que se llama “Los 280 días”, que lleva adelante la Fundación LED de Silvina Giudici, que cuenta la historia de la Conadep y su investigación, aunque obliga al visitante a descargar la “aplicación para Android o IOS en las tiendas respectivas de Android o App Store”, para poder hacer el recorrido. “Si no viniste con el celu, no te bajaste la App o no tenés señal, lo lamento un montón” afirma en su blog Juan Soriano, quien recorrió la feria esta semana.
El panel exhibido destaca:
“Testimonios en contexto: La CONADEP registró denuncias que le permitieron establecer información comprobable de 8950 casos de desaparecidos (cifra que no puede considerarse definitiva, se aclaraba). Estos testimonios fueron tomados en el segundo piso del Centro Cultural san Martín durante los 280 días de trabajo de la Comisión. Este collage situacional nos permite observar qué pasaba en la sociedad durante ese período, en los diarios, el cine, la música, el deporte y la cultura.”
Se recuerda que la presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto, había pedido a Horacio Rodríguez Larreta la renuncia de Lopérfido por sus pérfidas manifestaciones asegurando que el número de 30000 desapariciones fue inventado ad hoc para lograr un amañado acceso a planes sociales. “Nosotros manejamos esa cifra porque los propios depredadores lo llevaron a 45 mil. Hay montones de denuncias que no han quedado registradas porque hubo familias enteras que fueron diezmadas. Se registraron las denuncias como se pudo y todavía seguimos recibiendo denuncias de nietos nacidos en cautiverio”, manifestó Carlotto.
Lo cierto es que las modificaciones viabilizaron la apertura sin un reconocimiento explícito y sin ambages de la monumental obra del precedente “gobierno populista”. Así que se consideró políticamente incorrectísimo no cortar las cintas correspondientes al 2016 y el presidente Mauricio Macri no tuvo más remedio que dejar inaugurada la edición de este año de Tecnópolis, la feria de ciencia y tecnología creada durante la gestión de Cristina Fernández de Kirchner, que fue uno de los principales símbolos del kirchnerismo.
“Este año buscaremos conservar, mejorar y potenciar a Tecnópolis, para que se convierta en un lugar de unión de los argentinos” –declaró el presidente tratando de encontrarle la vuelta para admitir sin humillarse que “la pesada herencia” tiene aspectos de irrebatible conquista social y cultural.
(*) “Versión beta” se utiliza en informática para denominar a una versión de testeo o prueba que, por lo tanto, puede estar sujeta a posibles fallas de diseño y funcionamiento.
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