San Lorenzo 4, Boca 0
¡¡Cuartetazo en Córdoba!!
¡Super baile a toda orquesta cuartetera!
Como nunca hasta ahora, este miércoles en la final se vio la idea de Guede. Un equipo ancho, ultraofensivo, con Blanco y Cerutti por afuera, con Belluschi y Ortigoza por el medio. Un equipo que se lleve puesto al rival a la hora de atacar y que entienda cuál es la manera de retroceder a la hora de defender. Ese es el San Lorenzo de Guede. Ese es el San Lorenzo que aplastó a Boca en la final de la Supercopa.
Tiene razón Tevez: no está como siempre. En otro momento hubiera resultado imposible que desperdiciara situaciones tan claras como las que desperdició. Es cierto, en una llegó con lo justo, comprometido, pero en la otra… Ese pelotazo del Cata Díaz lo había dejado solo: con Caruzzo en el camino, ¿cuántas chances había de que Carlitos la tirara afuera? Bueno, esa chance, por más mínima que fuera, fue la que terminó imponiéndose. Y como dice el refrán: los goles que no se hacen en un arco…
Se sufren en el de enfrente. Y mire si Belluschi se lo creyó que inventó una media vuelta de esas que se ven pocas en este pobre fútbol vernáculo: pechito y de aire al ángulo. Orión intentó lo imposible, pero terminó yendo a buscarla adentro.
Eso fue lo último de Boca, y también el principio del aplastante triunfo de San Lorenzo. De ahí en más, los de Guede se lo llevaron puesto. Entonces llegó el segundo. Y el tercero. Y el cuarto. Y no llegó el quinto porque se acabó el partido.
Y mientras San Lorenzo extendía su festejo, en Boca se apagaban las luces. Las de Tévez, las de Osvaldo. Las de Gago, las de Díaz. E incluso las de aquellos a los que les habían dado un golpe extra de energía…
Los golazos: Fernando Belluschi a los 44 del primer tiempo; el Pitu Barrientos a los 74 y 83 (tiro libre al ángulo). Néstor Blandi cerró a los 89.
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