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Recuperar el “Cuyo”

 

Por Mario Bellocchio |

Se ha generado una movilización en torno a la recuperación del cine “Cuyo”. Un conjunto de instituciones culturales de Boedo, entre las que podemos mencionar a la Asociación Todos por la Plaza y al Centro Cultural “La Minga” estimulan el acuerdo popular a través de la colecta de firmas para dar respaldo vecinal a su iniciativa de recuperar la sala del cine “Cuyo” para la finalidad con que fue creado en 1945.

Desde los primeros pasos en que las proyecciones cinematográficas instalaron su seducción, Boedo contó con los ámbitos que supieron cautivar con las historias en imágenes.

Del Boedo de comienzos del siglo XX se recuerdan las primeras experiencias: ¿serán las de “El Capuchino”?

A Francisco Niers se le ocurrió que en su boliche de la calle Europa (hoy Carlos Calvo) 3621, por diez guitas, se pudiera disfrutar una función de cine y un capuchino. Años más tarde Juan Spíndola bautizaría a la sala como “Los Crisantemos”.

Por aquellos tiempos –¡tan en pañales el nuevo arte!– seguramente las experiencias amateurs de proyección deben de haber sido numerosas. Como la que se cuenta del pintoresco paisano Pedro Aranguren que, dicen, acostumbraba pasearse por el barrio en ropas típicas montando un pingo criollo. Lo cierto es que su fervor campero no le impedía estar al tanto de los avances técnicos con la aparición del nuevo medio. Así que instaló en los fondos de su casa –San Juan entre Castro Barros y Colombres– una habitación para proyección, cobrando un ingreso de diez centavos, a veces, al que podía.

Ya vendría la época de las salas con butacas y detalles de confort. Como el “Cine-teatro Boedo” (Boedo 949) que completa sus primeros dos años de existencia (1916-18) a pura proyección, carente de concreciones teatrales. El “Los Andes”, de Boedo 777, con las especiales características de su sala. El “Alegría”, en Boedo 875, luego “Select Boedo”, con su subsistente mascarón de payaso como corona edilicia (¿Frank Brown, Pepino el 88?). La particular historia del “Cine Mitre” (Boedo 937), luego un “Moderno” que nadie conocía por su modernidad sino por su fama –mala– con el mote de “La Piojera”, sólo habitado por mujeres… en la pantalla, donde, ni así, quedaban a salvo de un huevazo o el impacto de un maduro tomate.

Los cines de la periferia del barrio también tuvieron su protagonismo: el “Odeón II” en avenida La Plata 1782, contiguo al Viejo Gasómetro; el “Cóndor”, en su primitiva ubicación de avenida La Plata 754; el “Follies Boedo”, en Boedo 1941; el “Bristol Palace” de los hermanos Verri, en Independencia 3618; el “Del Plata”, en avenida La Plata y Carlos Calvo; el “Gran San Juan”, de San Juan 3246…

¡Maní con chocolate…,  helaaaados!

Allá por febrero de 1929 el constructor Vicente Rossi toma un par de fotografías del recién inaugurado “Cine Nilo” (Boedo 1063). Los carteles anuncian a Hobart Bosworth en “Corazones de roble”. La sala luce su espectacular estructura. El escenario, sus palcos, el telón tromp d’oeil haciéndonos creer sus pliegues y cordones y la coronación del grupo escultórico, a la postre, único sobreviviente de una depredación inútil que hoy flota sobre los electrodomésticos de Hiper-Rodó, lejos del acto inaugural de la Peña Pacha Camac (1932) celebrada en ese ámbito ante la carencia de espacio de la terraza del Biarritz.

Faltaría el último hito de esta historia: un espacio incorporado como sala que fue/es el de mayor dimensión. En noviembre de 1945 el “Gran Cine Cuyo” ilumina su pantalla por primera vez y va a constituirse en el representante de “estrenos simultáneos con el centro” hasta los últimos peldaños de su vida como sala de proyección. En mayo de 1992 “Una rubia caída del cielo” y “Malas compañías” cerraron la última cartelera de su sala que continúa habilitada como templo Evangelista a cargo del pastor Cabrera.

Apelando a la necesidad de una sala barrial, para cine, teatro, recitales y otras expresiones culturales, la Asociación Todos por la Plaza y el Centro Cultural “La Minga”, junto a vecinos independientes, iniciaron una serie de contactos con el INCAA (Ariel Direse, Coordinador General de la Unidad de digitalización y nuevas tecnologías audiovisuales del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales) y el Gobierno Nacional (Gustavo López, Presidencia de la Nación) a fin de interesarlos en la propuesta.

Tras largas negociaciones, que requirieron un recatado comienzo, se ha logrado un punto de acuerdo en el que el INCAA manifiesta su interés por el lugar a fin de reproducir un espacio –de características parecidas al Gaumont ubicado en un lugar estratégico de la Ciudad como Boedo– y el apoyo del Gobierno Nacional para tales fines.

 

Vecino: el respaldo popular de su firma aprobando la iniciativa está siendo requerido. ¡Tantas veces nos hemos preguntado cómo se perdió el potencial de salas de Boedo! Bueno, esta vez tenemos la oportunidad de apoyar una tarea que recupera para el barrio y la comunidad toda, la más emblemática de las salas, con el agregado del prestigio del INCAA realimentado por otras actividades culturales en su sede. No dude en respaldar la iniciativa. Se reciben firmas en el C.C. LA MINGA, Maza 1165 (casi San Juan) de lunes a viernes de 18 a 20 hs.; club GON, Pavón 3916, jueves 27 de agosto de 18 a 21 hs.; Mesa de publicaciones de DESDE BOEDO / BAIRES en la vereda del bar Margot, Boedo y San Ignacio, los sábados de 11 a 13 hs.; PAN & ARTE, Boedo 980.

(Esta planilla se puede guardar mediante el botón derecho y “guardar como”)

 

 

FUENTES CONSULTADAS

*Diego A. del Pino; Ayer y hoy de Boedo;  Ediciones del Docente; octubre 1986.

*Silvestre Otazú; Boedo también tiene su historia; Papeles de Boedo; 2002.

*A. Lomba, A. N. Rodríguez; Manual histórico geográfico del barrio de Boedo; JEHBB; 1998.

 

Foto DESDE BOEDO: Hace 9 años que al “Cuyo” le quitaban sus documentos. (En agosto de 2006 le retiraron el cartel de la fachada)

 

 

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