Protesta en Boedo
Por Mario Bellocchio |
Los comerciantes del barrio cortaron San Juan y Boedo en señal de protesta por el tarifazo de los servicios.
En la tarde de hoy, miércoles 15 de junio, un nutrido grupo de comerciantes autoconvocados realizaron un encuentro en la tradicional esquina para manifestar su protesta por los desmedidos aumentos tarifarios que, en muchos casos, los colocan en situación de difícil continuidad.
La observación general es que la situación se torna grave y con oscuras –nunca mejor aplicado el calificativo– perpectivas dadas las características de la crisis donde no pueden volcar a los precios su aumento de costos dada la baja de ventas y consumo que esta recesión desparrama generosamente en el único derrame que realmente recibe el pueblo a manos llenas.
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Yendo a los ejemplos de algunos de los afectados por las tarifas, Darío, que tiene una pollería en San Juan y Treinta y Tres Orientales, nos cuenta que de abril a junio recibió un aumento de Edesur del mil por ciento –de 430 a 4400 pesos por mes–. En “Pan y Arte”, el tradicional restorán boedense, Liliana hace números y dice que de 2000 mensuales de luz pasó a 8000 sin escalas. Y su sala de teatro, de 1500 bimestrales a 6000, todo ello sin contar “y mejor no pensarlo” –reflexiona– cual va a ser el aumento de agua y gas, aún no recibido.
Darío Przylucki tiene un comercio de productos de granja en San Juan al 4100. Este mes recibió una cuenta bimestral de Edesur de unos 8000 pesos por lo que pagaba por igual período 1400. El costo de Aysa se fue de 140 a 1000 por igual período de servicios.
Mientras llegaba el móvil de C5N y formalizaba sus reportajes para el programa de Víctor Hugo Morales, la concurrencia ya había desbordado la esquina y el tránsito de San Juan resultó interrumpido durante una media hora, al cabo de la cual, a solicitud de la Policía Federal, los manifestantes desalojaron media calzada de San Juan para que la interrupción no afectara totalmente la circulación vehicular.
Mientras tanto comerciantes y vecinos aunaron sus quejas, se contaron sus cuitas y trataron de aprovechar el encuentro para hacer formal el desacuerdo ante las autoridades. Algunos como Liliana de “Pan y Arte” confesaba su pesar por la situación confiando que “si tuviera que pagar un alquiler por el local, seguramente tendría que cerrar las puertas”. Mientras Cacho Vázquez de la casa de electricidad de San Juan al 3000 y la vinoteca de Carlos Calvo al 4200, aportaba una nostalgiosa humorada: entregaba, como souvenir de la reunión –con una etiqueta que dice “Comerciantes contra el tarifazo”–, viejas lámparas de filamento que se fabricaban en el país, cuando la electricidad estaba al alcance de todos y olvidarse una de esas consumidoras luminarias encendidas no significaba tener que empeñar una joya para pagar su consumo.
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