Centeya, el hombre gris de Buenos Aires
Dicen que fue César Tiempo quien lo bautizó con el color de la madrugada, la garúa, la nocturnidad de los bares tangueros, el humo de su eterno pucho y la tristeza de las heridas del cuore. Él “piró” temprano. Su poesía es eterna. Por Mario Bellocchio
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