(Mo)Ya no te quiero
Por Pablo Bellocchio |
Cansado de los desplantes del presidente, el otrora aliado de la Alianza Cambiemos decidió romper con el oficialismo. ¿Fin del romance veraniego entre el sindicalista y el PRO?
La historia comienza dos días antes de la Navidad. El presidente intentó ser el garante de la unidad de la CGT, sin consultar a nadie y tomándose la atribución de invitar a la Casa Rosada a sindicalistas de las tres vertientes en las que está hoy dividida la central obrera. Lo que ocurrió después es conocido: la reunión fracasó, porque Moyano no admitió que la convocatoria se realice sin su consentimiento y, peor para Macri, los dirigentes no consensuaron “una lista unificada”.
Tras aquel intento frustrado del presidente, el dirigente sindical solicitó una audiencia formal con Macri -que ya lo había privilegiado como su interlocutor sindical al concederle un almuerzo antes de desembarcar en Balcarce 50- que nunca se concretó. Este desplante empeoró la relación de ambos y desnudó las verdaderas formas del primer mandatario: las de un empresario que se niega a recibir a sus empleados. Le negó poder recibirlo sin explicación alguna.
La respuesta del camionero se hizo escuchar públicamente y la CGT moyanista le exigió al Gobierno que dicte la “emergencia estadística” para no “negociar con los ojos vendados”. Así dio respuesta al ministro de Hacienda y Finanzas, Alfonso Prat-Gay, quien algunos días atrás pronosticó una inflación de entre el 20 y el 25 por ciento que pareciera ponerle un techo a las paritarias ya que, por otra parte, hace unas semanas había pedido a los gremios que moderaran sus reclamos para evitar despidos.
El líder sindical respondió argumentando que este Gobierno provocó una “explosión de precios” . “Sumando los ajustes en las tarifas de los servicios públicos y la cancelación de contratos laborales ésto es una saga de malas noticias para los trabajadores”, dijo el líder de la CGT.
Como si recién despertara de una siesta, Moyano criticó la gestión del gobierno y haciendo uso de sus años de lucha sindical explicó que rumbo tendrá el campanazo de largada para las paritarias: “Hubo una devaluación violenta que produjo una transferencia de recursos causando un deterioro mayúsculo en los ingresos”. Además, condicionó su asistencia al eventual llamado a un pacto social, con el Gobierno y los empresarios, que se postergó sin una fecha concreta. “Siempre nos encontrará abiertos a la discusión franca y superadora, claro que sin agendas restrictivas que pretendan conculcar nuestros legítimos derechos”.
Pareciera que tras los desplantes en la Casa Rosada, el dirigente sindical recuperó la memoria y súbitamente recordó lo que era el neoliberalismo, aunque quizá sea demasiado tarde. (Mo) ya no te quieren.