Miguel Ángel Estrella
“Me propuse hacer música contra la locura y la tortura del poder”
En su “Álbum de regresos”, Edgardo Lois evoca al artista fallecido
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Sucedió una noche de esta vida. Fui público en una presentación del pianista Miguel Ángel Estrella. Convocó a Chopin a través de varias de sus creaciones apasionadas. Convocó una sola presencia de Bach.
Ochenta años y algunas monedas más. Estrella volvía a casa.
Piano en solitario a la izquierda de la escena.
Fui, logré ser en la música. Tantas veces regresé a mis distintas casas.
Estrella invitaba.
Recuerdo que mi abuela Eufemia, cuando llegaba el momento de volver, indicaba que no volvía a una sola casa. Ella volvía a las casas. ¿Una expresión que traía de la noche y el campo de Santa Teresa? ¿O sabría la abuela que varias serán las casas de la vida a las cuales poder, o no, regresar?
Había en el quehacer mágico de Miguel Ángel Estrella movimientos que imagino propios de un panadero. Hombres que nacen pan con sus manos. Entre final y principio de Chopin, y entre final de Chopin y principio de Bach, sus manos, en silencio, amasaron memoria, pan, y el puñado de regresos a cada puñado de casas.
Volver entre felicidades y tristezas.
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Un piano como casa a la que volver desde todo el tiempo. La altura de un eucaliptus –desde ahí el canto del pibe que fue Miguel Ángel Estrella– como otra de sus casas a las que regresar. Otra casa la abuela que alentaba el canto. Casa Chopin. Casa Bach. Otras casas en cada villa miseria donde el pianista amasó otro pan para los pobres. Otras casas para volver en presencia de la memoria del pueblo.
- Edgardo Lois
- “Álbum de regresos”
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