Los “Food trucks”, la tendencia que pone en alerta a los restaurantes
Los carritos vip quieren salir a la calle
Dicen que la ley que prepara la Ciudad los convierte en competencia desleal. Y que el costo mensual que pagarían es “bajísimo”.
La posibilidad de que los food trucks sean legalizados y puedan comenzar a trabajar en las calles disparó un alerta en los bares y restoranes porteños. Mientras cada vez más recitales y festivales gastronómicos cuentan con estos carritos de comida vip, el Ejecutivo de la Ciudad prepara una prueba piloto para llevarlos a algunos barrios. Por eso, desde las cámaras de bares y restoranes insisten con que la actividad se regule de manera tal que no se les convierta en una competencia desleal.
La moda de los food trucks comenzó a notarse en los últimos cuatro años, cuando algunos emprendedores gastronómicos, incluidos dueños de restoranes tradicionales, adquirieron estos carritos y empezaron a llevarlos a fiestas privadas, ferias gastronómicas como Masticar o la Buenos Aires Market y recitales. Son combis o pequeños camiones (por ejemplo de repartos) especialmente adaptados para la manipulación de alimentos: en el sector explican que pueden costar entre $ 200.000 y $ 600.000 según el tamaño, y que permiten atender a 1.500 personas en adelante. Montar restorán un tradicional les costaría a los emprendedores más del doble.
Otra particularidad es que en los food trucks se ofrece comida gourmet, con alimentos de calidad y la mano de algunos reconocidos chefs porteños.
El tema es cómo compatibilizar los food trucks con los bares y restoranes tradicionales. Es que los carritos tienen costos mucho más bajos, porque no tienen que afrontar alquileres de locales, contratan menos personal, deben respetar menos obligaciones de seguridad e higiene y otras cuestiones normativas que terminan impactando en los precios que cobran uno y otro.
“Estamos a favor del emprendedorismo, pero entendemos que los food trucks deben cumplir las mismas condiciones que los bares y restoranes. Hay que definir que los carritos puedan estar pero alejados de los locales tradicionales, entre otros temas”, señaló Daniel Prieto, presidente de la Cámara de Cafés y Bares de la Ciudad. En tanto, Verónica Sánchez, titular de la Cámara de Restaurantes, agregó que “no podemos consentir la ilegalidad, menos en un momento como el actual donde los establecimientos gastronómicos están perdiendo clientes por la situación económica”.
En ambas cámaras apuntan que la normativa también debe tener muy en cuenta la seguridad en la manipulación de alimentos en la calle, por el riesgo de intoxicaciones. De hecho, señalan que en sus restoranes y bares están obligados a cumplir con varias regulaciones de bromatología, que los food trucks no respetan. Lo mismo con el manejo de la basura.
Ante el avance de los carritos, el año pasado la Legislatura porteña empezó a tratar un par de proyectos de ley, especialmente el que presentó el legislador Francisco Quintana, hoy presidente del bloque PRO. Esa iniciativa contaba con el apoyo de los dueños de food trucks, que necesitan ser reconocidos legalmente para poder operar en las calles.
En primer lugar, el texto plantea que los vehículos puedan instalarse en determinadas zonas de la Ciudad donde no haya suficiente oferta gastronómica o donde no compitan con los bares y restoranes, por ejemplo en los grandes parques, los alrededores de los tribunales de Comodoro Py y otros. Allí habilitarían determinada cantidad de plazas para los carros, que rotarían de zonas, variando los días y horarios.
También les permitirían instalarse en eventos masivos, como los recitales o los maratones. En cambio, se les prohibiría vender bebidas alcohólicas o cigarrillos, lo mismo que colocar mesas y sillas. También estarían obligados a tener en el menú alimentos para celíacos y bajos en sodio.
Para los bares y restoranes el texto debe ser mejorado. Por ejemplo, citan que el permiso mensual que los carritos deberán pagar sería de sólo $ 1.115, una cifra bajísima si se la compara con los alquileres de los locales gastronómicos.
En la Legislatura la discusión seguirá. “El Ejecutivo quiere hacer una prueba piloto. Estamos esperando que se concrete, evaluar los resultados y entonces avanzar con más herramientas para hacer una mejor ley”, explicó el diputado Quintana.
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