Los clubes de Boedo, víctimas del ajuste
Por Mario Bellocchio |
“Cuando se produzca el derrame….”. A esta altura ya valdría preguntar si el derrame esperado es de sangre, porque en muchos casos se trata de vidas humanas en riesgo por este desquicio.
“Se palpa la situación: hasta el año pasado las becas por necesidad eran una excepción. Este año, a esta altura, ya llevamos concedidas veinte y otras tantas esperan turno”, nos aportan, confidencialmente, en uno de nuestros más importantes clubes zonales.
Y no se trata de medir voluntades de la dependencia del Gobierno de la Ciudad que cobija a los “Clubes de barrio” en su subsecretaría del Deporte que, según aseguran uniformemente, nunca cerró sus puertas ni sus oídos a los problemas y tramita subsidios para iluminación “led” y están atentos a otro tipo de apoyos. Lo que vigoriza la protesta es que, en lo nacional, el Ministro de Energía y Minería Juan José Aranguren, autoriza y auspicia cirugía mayor con los subsidios y tarifazos que degüellan la mejor buena voluntad y tolerancia de otras autoridades y administraciones de las entidades barriales.
Los tarifarios números locales: Nueva Generación (Quintino Bocayuva, bajo autopista), en noviembre pasado pagaba 2.500 pesos bimestrales de luz. La factura actual acusa 7.600 mensuales registrando un “módico” aumento del 633%. Agua de noviembre: 1.100 el bimestre contra los actuales 4.600 mensuales (836% de aumento). Parecería una invitación a jugar con las luces apagadas –son canchas bajo autopista que requieren luz en pleno día– y pelota con cascabeles como los no videntes del equipo de “Los murciélagos”.
En Avefa de Independencia 4264, la Placita de los Vecinos, el problema sólo es proporcionalmente menor, dadas sus dimensiones. Los 1.200 de luz bimestrales del año pasado se transformaron en 2.500 por mes (417% de incremento). Nos contaban los esforzados administradores de Avefa en relación con el servicio a instituciones escolares para gimnasia de los alumnos que el Estado abona aparte, que también, ante el incremento del consumo y los costos de los lógicos deterioros de instalaciones que están a su cargo, y ya se han desmadrado en sus números, la situación se les ha tornado crítica. Y ésta es una realidad común a las administraciones de los clubes relevados por “Desde Boedo” en nuestro barrio.
Al lado –no a un costado– de estos entrañables ámbitos barriales, otro de mayor dimensión. Quizás el hermano mayor del amateurismo clubístico boedense: el Estrella de Boedo, de Constitución 4151. Seis canchas y un número importante de actividades vinculadas como básquet, escuelita, futsal, 700 pibes en la “Baby” de la “Fefi” (Escuela de fútbol infantil), doce planteles de 5 a 12 años, hand-ball (7 planteles + premini), unos cien integrantes del plantel de patín. Apoyo escolar primario/secundario con profesores de una ONG del GCABA, administrando como propias las remuneraciones y cargas sociales de siete empleados y catorce profesores que insumen alrededor de 70.000 pesos mensuales para ocuparse de esos integrantes. Todos padeciendo el desmedido, descontrolado e irresponsable aumento de las tarifas de servicios. Todos demorados, postergados en su reconocimiento o en su justa y puntual remuneración porque a un ministro accionista de la compañía beneficiada con su “sincericidio” se le encapricha “actualizar”.
Claro que no son los únicos afectados por el impiadoso desborde liberal. “Cuando se produzca el derrame….”. A esta altura ya valdría preguntar si el derrame esperado es de sangre, porque en muchos casos se trata de vidas humanas en riesgo por este desquicio.
Javier Lewkowicz, en Página|12 titula: “Los topes que puso Macri son una burla”. “Las organizaciones afectadas por la suba de tarifas de luz, gas y agua se reunieron y dejaron en claro que las medidas de ‘alivio’ son insuficientes. Continuarán con las presentaciones judiciales y las protestas”.
La vida cultural padece el incremento tarifario de un modo particular. Cuando el cuadro de necesidades se rebaja al primario alimento, desaparecen en primer orden aquellas actividades, como el teatro y los clubes, consideradas postergables hasta que clarée. Y el amanecer asoma como en la fría noche del Ártico: trabajoso y lontano.
Todo es oscuro y desalentador como el denso negro del túnel por el que trascurre nuestro ambular cotidiano. Si aparece una luz en el fondo deja la opción de imaginar si es el tren que viene de frente o la antorcha del pueblo que reclama justicia: de nosotros depende.
Comments are closed.