Los 52 años de Boedo
Mario Bellocchio. Por qué el barrio sólo cumple 52 años y lo que se festeja el 25 de julio es el Día del Barrio de Boedo
El domingo 29 de mayo de 1580, desde Asunción del Paraguay, llegaba a la boca del Riachuelo Juan de Garay. Desembarcaba justo en el lugar donde años antes lo había hecho el adelantado don Pedro de Mendoza; la columna que acompañaba a Garay viajaba por tierra y llegaría un mes después. Para el miércoles 11 de junio ya se había levantado un pequeño asentamiento al que llamó, fundacionalmente, Ciudad de la Trinidad. Una carabela y dos bergantines descenderían por el Río Paraná y el estuario para trasladar a los sesenta y cinco nuevos pobladores, los elementos de labranza y otras provisiones de agricultura. Y luego de reunirse con el ganado que había hecho el trayecto por tierra, conformarían el nuevo asiento poblacional. Rodrigo Ortiz de Zárate y Gonzalo Martel de Guzmán son por entonces nominados como alcaldes de la ciudad, que cuenta con su escudo de armas y su cabildo con seis regidores. Tanto despliegue acredita unos días de descanso en… ¡Mar del Plata! La bitácora de Garay denuncia un viajecito exploratorio, por esos días, hasta el que hoy se denomina Cabo Corrientes en una “escapada” de fin de semana. De esta manera, hace cuatrocientos cuarenta años, Juan de Garay desplegaba el papiro inaugural en el trunco tronco porteño.
De cuando los barrios se reglamentaron
Hace mucho menos —cincuenta y dos años para ser precisos— a las autoridades de esta ciudad se les ocurrió que había que formalizar una circunstancia vigente de hecho: la ordenanza que delimitó por primera vez los barrios porteños hasta ese momento imprecisos y superpuestos.
Y nada mejor que la fecha fundacional del 11 de junio para labrar las actas. Así que, previa fundamentación, en 1968, rubricaron los límites que cuatro años más tarde —1972— tendrían algún retoque y sanción definitiva ya que en aquella primera reglamentación había algunos yerros producto de la masiva delimitación barrial (Huracán quedaba en Barracas y el Mirador de Comastri en Villa Crespo, entre otras fronteras erradas que alejaban al Club de Parque Patricios y al mirador de Chacarita pifiándole al patrimonio barrial).
Y había que fundamentar para acordar alambradas porque el despliegue de las patrias chicas barriales no era escaso. Hurgar y decidir sobre las chapas fundacionales, culturales y hasta deportivas que justificaran un límite barrial fue la ecléctica tarea que debieron asumir los legisladores. El discurso previo al articulado revela las dimensiones de las amistosas, y a veces no tanto, controversias “aduaneras”.
¡Y se va la primera! (Ordenanza)
Buenos Aires, 11 de junio de 1968.
CONSIDERANDO:
Que la Ciudad de Buenos Aires, fundada por Don Juan de Garay el 11 de junio de 1580, ha ido creciendo sin tregua y sin pausa […]
Que, dentro de su dilatada extensión, se han constituido núcleos ciudadanos […]
Que estos barrios ostentan nombres que los distinguen y precisan su ubicación en el vasto ámbito capitalino, que ningún porteño desconoce, a pesar de tratarse de denominaciones fundadas en el uso, la costumbre o la identificación con la parroquia, o con algún edificio notable, o ser recuerdo de la “villa” inicial incorporada en el decurso del tiempo a la ciudad creciente;
Que, no obstante, los barrios porteños carecen de límites exactos, por cuanto se han formado en torno a núcleos primitivos cuyos epicentros, si bien tienen casi siempre características definidas, con su vida propia y sus actividades sociales, culturales, comerciales o industriales peculiares, al expandirse se confunden con los barrios vecinos estableciéndose zonas marginales indecisas;
Que se estima oportuno determinar los límites de los distintos barrios que componen la ciudad a fin de precisar la esfera de acción de las entidades constituidas en ellos, promover el desarrollo de la acción comunitaria en beneficio del progreso y afirmar la perdurabilidad de los nombres caros al espíritu y las tradiciones de la población;
Por todo ello; en uso de las facultades acordadas por la ley 16.897 (B. M. 12.857);
El Intendente Municipal,
SANCIONA Y PROMULGA CON FUERZA DE ORDENANZA:
Artículo 1º – Establécese que los barrios que integran la Ciudad de Buenos Aires están comprendidos entre las avenidas y calles que se detallan a continuación:
[…] BOEDO: Av. Loria, Av. Caseros, Av. La Plata, Av. Independencia.
[…] Art. 2º – La presente ordenanza será refrendada por los Secretarios de Obras Públicas y Urbanismo y de Cultura y Acción Social.
Art. 3º – Dése […]
IRICIBAR. – Roberto J. Vernengo – Máximo A. Vázquez Llona.(1) Después vendrían las correcciones.
El concepto de pertenencia qué barrio pone en juego, responde más a un análisis sociológico que geográfico. La divisoria del 68/72 se ocupó más de este último aspecto que del primero. ¿Y cómo era ese Boedo sín límites demarcados anterior a junio del 68?
El Viejo Gasómetro vibraba con los Matadores cuya pertenencia a Boedo se gritaba como nunca antes. Se cumplían veinte años del estreno de “Sur” de Manzi y Troilo. En el mapa, los límites actuales surcados por dos ejes —Boedo-Sáenz y Garay-Vernet— que partían en cuatro la superficie, asignaban a las secciones de Registro Civil de San Cristóbal Sud (sic) el fragmento de Saénz-Boedo, Garay, S. de Loria y Caseros; a la de San Cristóbal Norte: Boedo, Independencia, S. de Loria y Garay; a San Carlos Sud (sic): Garay-Vernet, Av. La Plata, Independencia y Boedo; y, finalmente, a Nueva Pompeya: Boedo-Sáenz, Caseros, Av. La Plata y Vernet-Garay.
Ese “reparto” de lo que consideramos nuestro terruño comenzó a tener polos reconocibles en ambiguos términos tales como “alrededores de” o “la zona de Boedo”; y hasta algún osado se animó con la palabreja: “barrio”, saliendo de la velada alusión en la que no quedaba claro si se refería a una avenida o a la zona. Todavía hay quienes discuten si Manzi escribió en 1948 San Juan y Boedo antigua —por la avenida— o antiguo —por un barrio aún en ciernes–. Acho Manzi publica la primitiva letra de “Sur” como “San Juan y Boedo antigua” (2).
Cierto es que la proyección hacia la primera plana la brindó, indudablemente, la irrupción del Grupo Boedo —o de Boedo como dirían los fanáticos del zonalismo— y su controversia con los de Florida. Siendo ésta una calle, hay razones para suponer que la otra alusión era para la avenida.
El otro polo, que planteaba un límite insoslayable para futuros delimitadores fue el Gasómetro de Av. La Plata. Cuando en la madrugada del siglo XX –1908, año fundacional de San Lorenzo– el tono altisonante del Carbuña Monti imponía: “San Lorenzo, sí, pero que se aclare: de Almagro”, definía una identidad barrial efímera, pero identidad “barrial” al fin, del lugar de origen que sólo quedó en las actas fundacionales y en el nombre oficial de la institución. Ya en las primitivas reuniones del “Dante” tenía vigencia el mote de Gauchos de Boedo, afincando la pertenencia barrial, para culminar la rúbrica con el visceral “¡Sí, sí, señores, yo soy de Boedo! ¡Soy de Boedo de corazón!”.
Y los Artistas del Pueblo, la Universidad Popular de Boedo, la Peña Pacha-Camac, el Corso de Boedo; y las más contemporáneas Red de Cultura Boedo, Periódico Desde Boedo, Todos por la PLaza de Boedo y una enumeración que pecaría de taxativa si no se advirtiera que se alude a las de mayor conocimiento público prescindiendo, por razones de espacio, de un listado más completo.
Boedo: un barrio de estirpe, con identidad desde las primitivas épocas de indocumentado, ya cumplió cincuenta y dos años desde que le entregaron los papeles.
Suele decirse erróneamente que se trata del cumpleaños del barrio de Boedo cuando se trata en realidad del cumpleaños de Mariano Boedo, el prócer que le dio nombre a la avenida y que se usó como fundamento para consagrar la fecha como “Día del barrio de Boedo”.
- (1) Ordenanza Nº 23.698 del 25/6/1968, Boletín municipal de la Ciudad de Buenos Aires Nº 13.336, pág. 7428.
- (2) “Sur-barrio de tango”: “letras para los hombres”- Homero Manzi, Acho Manzi, Corregidor, 2000.