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Los 15 años del Museo

El miércoles 22 de agosto el Museo Monte de Piedad del Banco Ciudad celebró sus quince años de permanencia en el barrio. La celebración convocó a viejos y nuevos integrantes del plantel y a los vecinos de Boedo que disfrutaron del cálido agasajo

 

Hace 15 años “Desde Boedo” –en su Nº 20 de julio de 2003– publicaba una nota titulada: “Inauguración del Museo del Banco Ciudad”:

“Formando parte de la celebración del Día del Barrio de Boedo, el Banco de la Ciudad de Buenos Aires, Sucursal Boedo, inaugurará este fin de mes su museo “Monte de Piedad” situado en el espacio físico que en la década del 30 albergó a la Peña Pacha Camac, Boedo 870, 2º piso.  Un calificado equipo de diseño y realización está trabajando en las instalaciones para que sean presentadas al público como pretende su curadora la profesora Ana van Raap. En la recepción de la sala, el director de este periódico, Mario Bellocchio, presentará sus trabajos de montaje fotográfico digital titulado ‘Boedo: adoquines bajo el asfalto’ que cuenta con el auspicio del Banco Ciudad y la adhesión de la Junta de Estudios Históricos del Barrio de Boedo”.

 

Norma Borgiattino ya lleva doce de permanencia de los quince años cumplidos por el Museo y nos enumera con orgullo una breve estadística de los logros institucionales donde las visitas escolares de todos los niveles hasta las de adultos mayores tienen un cuantioso rol protagónico: aproximadamente 250 instituciones con un total de 8000 visitantes por año, además de las visitas particulares –unas 70 personas mensuales– y las destacadas asistencias de universidades de Brasil y México invitadas por el Instituto Pyme.

El Museo ha desarrollado cursos de extensión cultural, ha participado en la Noche de los Museos, con más de 500 visitantes en una sola noche, y formó –y forma– parte de la Semana de Boedo junto a más de 50 instituciones que componen la red Cultural barrial.

El Museo fue elegido por el Ministerio de Cultura del GCABA, para realizar las distintas visitas particulares del  programa “Los barrios porteños abren sus puertas” e integra el programa de reciclado “Reciclar para crear”  en conjunto con las escuelas del Distrito Escolar  Nº6 y la Comuna 5.

El Museo además cuenta con un Archivo oral de la Memoria Intangible que está compuesto por relatos realizados por empleados del Banco que narran historias y anécdotas que enriquecieron la vida cotidiana de la Institución, y una nueva sala interactiva experimental en el tercer piso donde los visitantes pueden experimentar e interactuar con los objetos exhibidos, logrando de esta manera un mayor acercamiento a los elementos de trabajo utilizados en décadas pasadas en las distintas oficinas y dependencias del Banco.

Cuenta Norma del asombro de los chiquitos que se encuentran con una vieja máquina de escribir “Olivetti, Lexikon 80” reciclada a nuevo y preguntan –asimilándola a una computadora– “por donde imprime”, “cómo se borra” o se asombran porque haya que golpear tan fuertemente las teclas para lograr la estampa letra por letra.

De la cálida reunión conmemorativa participaron los primeros impulsores del Museo y los actuales sostenedores de su rumbo. Entre los primeros se destaca el maestro de RRPP y ceremonial, Lic. Juan Carlos Álvarez; la profesora Marcela Heiss, quien tiene a su cargo los proyectos institucionales y Claudio Saez, vigente desde los primeros peldaños. Y, en lo contemporáneo, el secretario de RRPP del Banco Ciudad, Juan Ignacio Koutoudjian, y la Lic. Norma Borgiattino y Silvina Marcela Rodríguez, quienes tienen a su cargo la conducción contemporánea.

 

De la historia institucional, de la Ciudad y del barrio
Portada del Nº 12 de DESDE BOEDO de noviembre de 2002

Comienzos de 1938. El café Biarritz entrega el edificio de Boedo 868 a la Municipalidad. Acaba de vendérselo y hay que desocupar el ámbito. De su testa desciende una corona boedense, la peña Pacha Camac –impensada víctima de la transacción– que tras renovado esfuerzo termina en su nueva sede de Loria 1536. Comienza a construirse la ampliación que consolida el hermoso edificio “art decó”, nueva sede del Banco Municipal, la que aún hoy lo alberga bajo el nombre de Banco Ciudad.

 

Falta aún un par de años para la federalización de Buenos Aires. Boedo –con transitabilidades variables en su trayecto– es el límite oeste de la ciudad. Las miserias y carencias de la gente más humilde la arrojan al vaciadero de la usura. Los prestamistas refugiados en eufemísticas casas de remate expolian sin piedad. Así nace el 23 de mayo de 1878 el primer Monte de Piedad, con el fin de “…servir a la clase proletaria, que es precisamente la que más necesita aprovechar de los beneficios de esta institución” (acta del Consejo de Administración, 10/6/1878). Los apuros que genera un momentáneo desempleo –que ya existe–, una enfermedad, o simplemente el crédito barato para la piecita del fondo, cuentan ahora con una fuente más razonable que acepta la garantía de objetos varios. Desde el reloj de bolsillo –que perteneció al abuelo– hasta una pilcha del ropero –previo rescate de la bolsita de naftalina– pasan a ser materia pignorable, término de raigambre culta que el Negro Cele [1] baja al llano cuando rescata a su Viejo smoking de la catarata de objetos que van “…de cabeza p’al empeño”.

Todavía están”, decía en 2002 don Ubaldo refiriéndose al comienzo de los conductos por donde se arrojaban las ropas pignoradas para su almacenaje. Ahí están aún las tuberías, en un ángulo del segundo piso donde se planeaba entonces el museo. Don Ubaldo era Ubaldo Rodríguez (quien ya acusaba 83), y había sido maestranza de la sucursal Boedo entre 1938 y 1946, cuando –nos relataba– “para las fechas patrias solían perdonarse deudas menores.” Recuerda la enorme cantidad de ropa que debía ser desinfectada con métodos expeditivos: “Los fines de semana, antes de irnos, prendíamos unas pastillas que llenaban el depósito de humo. El lunes se ventilaba todo y se mandaba la ropa, ya libre de bichaje, por los tubos”.

José Hernández integró durante tres años el Consejo de Administración del Monte de Piedad –1881/84– del que fue apasionado defensor a través de su actuación periodística, literaria y parlamentaria. En su recordado discurso del 26 de mayo de 1880 en la Legislatura sentenciaba: “…las sociedades que olvidan la suerte de sus padres están condenadas a ser siempre pobres. El medio de enriquecerse es cuidar a los pobres…”. Y no cabe otra interpretación –en ese contexto– que la de un “enriquecimiento” ético, dada su previa defensa del Monte de Piedad: “…aunque no produjera por su sola actividad lo suficiente para costear sus gastos (…) la Cámara debe votarlos sin dificultad ninguna, pues es una institución que presta inmensos beneficios al público…” 

“Una vuelta ligué un anillo de oro de un tío. Estaba encajonado hasta que un día escaseó el mango y allá fui al banco, a empeñarlo. Yo era un pibe de dieciséis años. Fui en cana. ¿Quién le hacía entender al comisario que no lo había afanado? Tuvo que venir a buscarme el viejo y explicar que era verdad”. (Ricardo De Biase)

El mismo sitio, unos metros más arriba. Allí donde la Peña irradiaba cultura a Boedo, un piso más, el 2º –que entonces no existía– iba a ser la sede del Museo del Banco Ciudad. Curiosa parábola descripta tras un salto de 65 años para volver a cobijar, en “casi el mismo ámbito”, un espacio cultural. Volverán a Boedo las rejas “decó” de la caja 4, una obra de arte que presenció –sin consuelo ni alborozo posibles– penurias y regocijos del “empeño” en nuestro barrio. Y una lista enorme de objetos y testimonios fotográficos cuya muestra, aunque menor con relación al futuro museo, se exhibió –como promoción y anticipo– en el Centro Cultural Recoleta durante octubre y noviembre de 2002 bajo el sugestivo título de “Monte de Piedad, 1878 –contra la usura– Museo Banco Ciudad, 2003, historia, cultura, sociedad”.

Detalle de la portada de DESDE BOEDO Nº 21 de agosto de 2003

Los hitos de almanaque de toda esta historia comienzan un 23 de mayo de 1878 con el Monte de Piedad. Federalizada Buenos Aires, pasa a denominarse Banco Municipal de Préstamos y Caja de Ahorros a partir del 22 de diciembre de 1888. Cambia la denominación de Banco por la de Oficina tres años más tarde, y a través de la Ley Orgánica 4531 adquiere autonomía a partir del 30 de septiembre de 1904 con el nombre de Banco Municipal de Préstamos. La casa matriz de Suipacha y Viamonte –donde hoy se aloja la Dirección General de Rentas– data de 1909 y la expansión del banco llega a Boedo con la apertura de la Sucursal Nº 4 el 11 de octubre de 1920.

Las actividades abarcadas ya exceden en mucho las iniciales, por lo que en 1944 pasa a llamarse Banco Municipal de la Ciudad de Bs. As. y finalmente, casi a punto de cumplir los 100 años, mediante la Ley 19642 del 16 de mayo de 1972, adquiere su actual denominación de Banco de la Ciudad de Bs. As.

“Me puse a llorar en la ventanilla. No tenía el dinero para la renovación, de manera que perdía la máquina de coser que era mi único medio de vida. Volví a casa desconsolada. Como un par de horas después, tocan el timbre. Salgo… y nadie. En el piso, un sobre. Adentro, la boleta con la renovación: un mes más, para entonces “sí pude” rescatarla. Nunca supe quién fue el alma de Dios que me ayudó.” (Otilia R., 76, Boedo)

Cuando se cumplieron 125 años de aquellas lejanas luchas de Hernández materializadas en el Monte de Piedad, Boedo tuvo su museo. Tal vez un objeto de vitrina cuente a oídos atentos la historia de quien nunca pudo reunir el precio del rescate. Quizás aquella manivela de ascensor “Otis” nos hable del “ascenso a los cielos” con la pequeña fortuna conseguida. El préstamo de los pobres y más de un siglo de huellas. Habría en ellas suficiente material para construir la antropología cultural de los porteños y, específicamente, de 71 años de los boedenses [2] rescatados de los sueños y pesadillas que el empeño nos legó.

 Mario Bellocchio

 

(1) Celedonio Flores

(2) El pignoraticio de Boedo funcionó entre 1920 y 1991.

 

FUENTES HISTÖRICAS CONSULTADAS

*Monte de Piedad…, catálogo de la muestra presentada en el Centro Cultural Recoleta, Bs. As., noviembre 2002.

*Banco de la Ciudad de Buenos Aires, publicación institucional con su historia y trayectoria, Bs. As., 1995.

*Requeni, Antonio, Cronicón de las peñas de Buenos Aires, Fundación Banco de Boston, Bs. As., 1984.

 

En aquel entonces (2003) agradecíamos la colaboración de

Ana van Raap, Héctor Osvaldo López, Ubaldo L. Rodríguez y Ubaldo Rodríguez.

El agradecimiento actual es para

Norma Borgiattino y Silvina Marcela Rodríguez

 

Algunos aspectos de la reunión conmemorativa del miércoles 23 de agosto

(CLICK SOBRE ALGUNA IMAGEN PARA ABRIR EL ALBUM)

 

 
  
 

 
 
 
  

  
  
  
 

 

 

 

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