Legislatura: la entrega
En la sesión del jueves 2 de diciembre entregaron la Costanera a las corporaciones . Y la planificación, a la especulación inmobiliaria. Mario Bellocchio
Desde el Movimiento “La Ciudad Somos Quienes La Habitamos” aseguran que van a “ir a la justicia a cuestionar estos proyectos; son un fraude a la democracia participativa ambiental y violan el Plan Urbano Ambiental y la Constitución de la Ciudad”. “La Resistencia Verde continuará hasta frenar estos negociados inmobiliarios, no vamos a rendirnos hasta recuperar nuestra costanera para el uso común de la población porteña”.
“La Legislatura tuvo una nueva Navidad inmobiliaria. A pesar del 98% del rechazo de la Audiencia Pública, se votó el mega-emprendimiento inmobiliario en Costa Salguero. También en la audiencia pública por de Costa Urbana, el Nuevo Puerto Madero de IRSA (Costanera Sur), el 98% de las personas que participaron de la audiencia pública rechazaron perder de la Costanera Sur. El martes de la semana pasada finalizó la audiencia pública por los convenios urbanísticos. La totalidad de las personas que hablaron (174), rechazaron esta política de someter la planificación al mero interés inmobiliario y a la especulación aprobando leyes con nombre y apellido y adecuando el Código Urbanístico a medida de torres”.
Mientras que desde el movimiento “La Ciudad Somos Quienes La Habitamos” afirman que “La democracia está totalmente desvirtuada en la Ciudad”, el ciudadano “de a pie” se pregunta ¿qué valor tienen las audiencias públicas en su carácter de “no vinculantes” si dan lugar a que los legisladores desconozcan literalmente su existencia y hagan oídos sordos a sus proclamas y reclamos? ¿Desde qué punto de acción se puede defender quien pretenda desactivar esta máquina de producción de especuladores inmobiliarios?
“La clase política que nos gobierna representa a la Corporación inmobiliaria y no a la ciudadanía” –sostienen desde “La Ciudad Somos Quienes La Habitamos”. Y agregan descriptivamente con acierto:
“Con las calles valladas y llenas de policías, los amigos políticos de los empresarios le dieron la espalda a una gran parte de la ciudadanía que se manifestó en contra de estos negociados a través de distintas intervenciones entre las que se incluyen audiencias públicas. Estos proyectos inmobiliarios tendrán impactos ambientales y sociales negativos, colapsarán los servicios públicos, y destruirán la identidad de los barrios porteños”.
Resultado de las votaciones
- Costa Salguero: 36 votos afirmativos – 22 votos negativos.
- Costa Urbana de IRSA: 36 votos afirmativos – 20 votos negativos – 2 abstenciones.
- 9 Convenios Urbanísticos: 32 votos afirmativos – 26 votos negativos.
- Amnistía inmobiliaria: 32 votos afirmativos – 20 votos negativos – 6 abstenciones.
El abogado Jonatan Baldiviezo, integrante del movimiento “La Ciudad Somos Quienes La Habitamos” expresó: “Finalmente se concretó la sesión más perniciosa para la ciudad de los últimos 30 años. Se consolida el modelo de expansión de Puerto Madero hacia el norte y el sur de la ciudad. Rodríguez Larreta y aliados decidieron entregar el contorno ribereño a las corporaciones inmobiliarias. La vista al río sólo será para los sectores concentrados de la economía inmobiliario-financiera. Luego de 30 años, en vez de recuperar el predio de manos de IRSA, se autorizaron las torres para consolidar su privatización de manera definitiva. El 100% de la costanera debería estar destinada a parques públicos y reservas ecológicas. Es una mentira que el GCABA aprueba estos proyectos para recuperar espacios verdes cuando partimos del derecho de que la totalidad debería ser de uso común de la ciudadanía porteña. Estos emprendimientos inmobiliarios sólo se comprenden desde la lógica de la caja política y las ambiciones presidenciales del Jefe de Gobierno”.
Llegamos a la conclusión de que las urnas son –¿fueron?– la verdadera expectativa para movilizar esta desproporción que revive el viejo truco de los espejitos de colores. Mientras crece la cantidad de viviendas especulativas deshabitadas se sigue descontrolando el problema habitacional de la ciudad más rica del país. Habría que revisar por qué Larreta sigue “vendiendo” casi con facilidad a los porteños su proyecto antipopular de privatizar la costa. Y la respuesta es, en su título, relativamente sencilla: porque para mantenerla dentro de la esfera del Estado hay que invertir. Y él no quiere ser el “socio capitalista”, para eso están los inversores. Para los usuarios, mientras sigan votando lo que votan –y sus huestes se encargan de impulsar– al modo del viejo proverbio español: “ajo y agua”. Moralina: si no cambiamos los procederes vendrá la hora de modificar los pareceres.