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¿La magia de las encuestas?

¿O la mafia de las encuestas?

Ambos aspectos, el mágico y el mafioso, refieren a operaciones que distan de reflejar un trabajo estadístico serio. En nuestro país existen, si de predecir cifras eleccionarias se trata, más manipuladores de números que estudiosos dedicados a reflejar los resultados de consultas de opinión. Y, de acuerdo a las predicciones comparadas con la realidad, ésta última supera en mucho el margen de error aceptable para transformar el análisis previo en estudio idóneo y/o de buena fe.

Agréguese a ello las encuestas por encargo que, si luego se publican y utilizan como elemento de seducción de votantes, no pueden despojarse del tufillo de la sospecha de “manejo conveniente”.

¿Quién predijo que Larreta ganaba por el escueto margen de tres puntos?: ¡nadie!!

Opinión Pública, Servicios y Mercados (OPSM), consultora que dirige Enrique Zuleta Puceiro, predijo, el martes 14, que Rodríguez Larreta vencería por 52,2% a 39,1% de Lousteau con el 6,4% de votos en blanco. (13,1 puntos de diferencia)

Los sondeos que más beneficiaban a Lousteau eran los de Tres Punto Zero  y  Aragón, que el pasado 12 de julio, le daban 48,8% de intención de voto al candidato del PRO sobre 38,7% del candidato de ECO con un 4,1% de votos en blanco.  (10,1 puntos de diferencia).

Mientras tanto, Poliarquía, entre el miércoles y el viernes últimos, afirmaba que el candidato del Pro se impondría con 49,1% de los votos, frente a 38,3% de su rival de ECO con un 5,7% de votos en blanco. (10,8 puntos de distancia).

Por último, González y Valladares afirmaron que Rodríguez Larreta fue elegido por el 56,4% de sus encuestados, mientras a Martín Lousteau manifestaban que lo votarían el 43,6%. (12,8 puntos de margen).

Como se sabe, el resultado final fue un escueto 51,6 a 48,3 con un estrechísimo margen que nadie calculó de 3, 3 puntos entre los candidatos.

 

Debajo de estas líneas un cuadro de detalle como para no olvidar y caer víctimas de estos manipuladores…, en la previa.

 

Por suerte, en democracia, la única “vox Dei” sigue siendo la “vox populi”.

 

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