La galantería no es una agresión machista
En París, un manifiesto titulado Cien artistas e intelectuales francesas contra el “puritanismo” sexual, firmado por la actriz Catherine Deneuve, entre otras celebridades, se opone al stalinismo feminista.
Si puede calificarse al feminismo como una tendencia en avance constante, la contratendencia femenina que no se agrupa en un “anti” pero que pone sus reparos a los “ultras” del feminismo parece haber encontrado un carril de expresión que alerta sobre ciertos excesos en la “protección sexual de género”.
Sin embargo, la medida del amparo a la mujer recorre un sutil camino en nuestro país –con feminicidio en alza– donde existen los desaforados que prenden fuego a su pareja o personajes como Cacho Castaña que hacen alarde del “sexo de prepo” y son autores de canciones como “Si te agarro con otro, te mato, te doy una paliza y después me escapo”.
La traslación de los conceptos acuñados en otras latitudes debe, necesariamente, pasar el filtro de la diferencia de realidades sociales.
El artículo aparecido en “El País” el 10 de enero, firmado por Álex Vicente señala que…, mientras que en Hollywood más de 300 actrices integraron el movimiento “#MeToo”(1) en protesta contra las agresiones sexuales a raíz del caso Weinstein (2), en Francia, un centenar de artistas e intelectuales tomó este martes –9 de enero de 2017– la dirección contraria al firmar un manifiesto opuesto al clima de “puritanismo” sexual que habría desatado el caso del productor hollywoodense.
La proclama, publicada en el diario Le Monde, está firmada por conocidas personalidades de la cultura francesa, como la actriz Catherine Deneuve, la escritora Catherine Millet, la cantante Ingrid Caven, la editora Joëlle Losfeld, la cineasta Brigitte Sy, la artista Gloria Friedmann o la ilustradora Stéphanie Blake.
“La violación es un crimen. Pero la seducción insistente o torpe no es un delito, ni la galantería una agresión machista”, afirman las autoras de este manifiesto. “Desde el caso Weinstein se ha producido una toma de conciencia sobre la violencia sexual ejercida contra las mujeres, especialmente en el marco profesional, donde ciertos hombres abusan de su poder. Eso era necesario. Pero esta liberación de la palabra se transforma en lo contrario: se nos ordena hablar como es debido y callarnos lo que moleste, y quienes se niegan a plegarse ante esas órdenes son vistas como traidoras y cómplices”, defienden las firmantes, que lamentan que se haya convertido a las mujeres en “pobres indefensas bajo el control de demonios falócratas”.
Entre las impulsoras del manifiesto se hallan personalidades que ya habían expresado opiniones opuestas a este movimiento, cuando no abiertamente contrarias a ciertas luchas del feminismo.
Por ejemplo, la filósofa Peggy Sastre, autora de un ensayo titulado La dominación masculina no existe, o la escritora Abnousse Shalmani, que en septiembre firmó una columna donde describía el feminismo como un nuevo totalitarismo. “El feminismo se ha convertido en un estalinismo con todo su arsenal: acusación, ostracismo, condena”, dijo en el semanario “Marianne”.
Por su parte, la periodista Élisabeth Lévy ha tildado de “infecto” el movimiento iniciado por etiquetas como #MeToo o #balancetonporc (“denuncia a tu cerdo”).
En un registro más moderado, Deneuve también se opuso a este fenómeno a finales de octubre. “No creo que sea la forma más adecuada de cambiar las cosas. ¿Después qué vendrá? ¿’Denuncia a tu puta’? Son términos muy excesivos. Y, sobre todo, creo que no resuelven el problema”, declaró entonces.
También Millet, crítica de arte y autora del relato autobiográfico La vida sexual de Catherine M., se ha opuesto repetidamente a un feminismo “exacerbado y agresivo”.
Las firmantes aseguran que las denuncias registradas en las redes sociales se asimilan a “una campaña de delaciones y acusaciones públicas hacia individuos a los que no se deja la posibilidad de responder o de defenderse”.
“Esta justicia expeditiva ya tiene sus víctimas: hombres sancionados en el ejercicio de su oficio, obligados a dimitir […] por haber tocado una rodilla, intentado dar un beso, hablado de cosas íntimas en una cena profesional o enviado mensajes con connotaciones sexuales a una mujer que no sentía una atracción recíproca”, dicen en la tribuna. También advierten el regreso de una “moral victoriana” oculta bajo “esta fiebre por enviar a los cerdos al matadero”, que no beneficiaría la emancipación de las mujeres, sino que estaría al servicio “de los intereses de los enemigos de la libertad sexual, como los extremistas religiosos”.
Efectos en la cultura
El manifiesto alerta también sobre las repercusiones que este nuevo clima podría tener en la producción cultural. “Algunos editores nos han pedido […] que hagamos a nuestros personajes masculinos menos ‘sexistas’, que hablemos de sexualidad y amor con menos desmesura o que convirtamos ‘los traumas padecidos por los personajes femeninos’ en más explícitos”, denuncian las firmantes, oponiéndose también a la reciente censura de un desnudo de Egon Schiele en el metro de Londres, a la petición de retirar un cuadro de Balthus de una muestra del Metropolitan de Nueva York o a las manifestaciones contra una retrospectiva dedicada a la obra Roman Polanski en París.
“El filósofo Ruwen Ogien defendió la libertad de ofender como algo indispensable para la creación artística. De la misma manera, nosotras defendemos una libertad de importunar, indispensable para la libertad sexual”, suscriben las cien firmantes del manifiesto. “Como mujeres, no nos reconocemos en este feminismo que, más allá de la denuncia de los abusos de poder, toma el rostro del odio a los hombres y a la sexualidad”, concluyen.
El texto generó este martes malestar entre las asociaciones feministas en Francia, que lo atacaron en las redes sociales. “Indignante. A contracorriente de la toma de conciencia actual, algunas mujeres defienden la impunidad de los agresores y atacan a las feministas”, declaró la asociación Osez le féminisme.
(1). #MeToo (“Yo también”), es el nombre de un movimiento iniciado de forma viral como hashtag en las redes sociales en octubre de 2017 para denunciar la agresión sexual y el acoso sexual, a raíz de las acusaciones de abuso sexual contra el productor de cine y ejecutivo estadounidense Harvey Weinstein.
(2) El caso de Harvey Weinstein sacude a todo Hollywood (“Perfil” – 14|10|17). En menos de una semana nuevas actrices aseguraron haber sufrido acoso y hasta abuso sexual por parte de uno de los productores más poderosos del cine. La Academia llamó a un “comité de crisis” ante el caso. The New York Times publicó una serie de reportajes en los que varias mujeres detallan los presuntos abusos y acosos sexuales que sufrieron por parte de uno de los productores más influyentes de Hollywood: Harvey Weinstein. Algo así como un todopoderoso que a partir de entonces cayó en desgracia y hasta fue despedido de su propia compañía.
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