La era de la extorsión
“Cada paritaria discute lo que puede discutir. Me parece que acá no es solamente la dimensión del salario sino también cuidar el empleo. Cada sindicato sabrá dónde le aprieta el zapato y hasta qué punto puede arriesgar salarios a cambio de empleos”
Mientras contestaba con ligereza: “no ha sido nuestro caso”, el ministro Alfonso Prat Gay se desentendía del interrogante periodístico que atribuía a las medidas que él puso en práctica buena parte de los padecimientos de los asalariados y la ola de despidos masivos. Seguidamente respondía a la requisitoria sobre las paritarias: “Cada paritaria discute lo que puede discutir. Me parece que acá no es solamente la dimensión del salario sino también cuidar el empleo. Cada sindicato sabrá dónde le aprieta el zapato y hasta qué punto puede arriesgar salarios a cambio de empleos”. Traducción “gugle”: si no te querés quedar en la calle pedí poco aunque en la práctica signifique una considerable rebaja de tu salario.
“Confiamos en que haya un buen debate: estamos convencidos de que el preacuerdo con los fondos buitre es necesario, para volver a crecer y recuperar inversión” –sostuvo Prat Gay.
“Nosotros vamos a discutir nuestro proyecto y vamos a sostener por qué es mejor. Si no tenemos esto (la derogación de la Ley Cerrojo y la Ley de Pago Soberano), no tenemos acceso al crédito y las otras cosas serán más difíciles, no más fáciles”.
“Nosotros no queremos un ajuste. Y la mejor manera de evitar el ajuste es con financiamiento externo”, “queremos resolver este problema para volver a tener acceso a los préstamos en el mercado internacional de capitales”.
En otras palabras: o derogan las leyes o se viene un ajuste brutal porque, según su particular mirada, no hay otra manera de solucionarlo. El interrogante nos vuelve a sus propias palabras iniciales ¿Va a haber un buen debate si están “convencidos de que el preacuerdo con los fondos buitre” es la única solución posible?
Un execrable personaje que se desempeñó en la SIDE durante 34 años –desde el gobierno de Lanusse– y que terminó despedido por Cristina Kirchner en 2014, el ex agente de seguridad Antonio Stiuso (con varios “alias”, incluido el de Jaime), regresó al país luego de estar prófugo de la justicia durante un año. El sujeto se desenvuelve con un grado de impunidad que deja a las claras los poderosos respaldos de que dispone. Acaba de declarar por segunda vez en la causa Nisman, en esta oportunidad durante ¡nueve horas! tratando de invalidar su anterior declaración que, en su oportunidad, fue leída y aprobada con su firma.
En televisión existe una cáfila de programas dedicados al tratamiento “cabaretiano” de la noticia. Su lema presunto es “si sube el minuto a minuto se prolonga su duración aunque se trate de pedofilia”. Un abanderado de estos “precursores de la bosta mediática” es, sin dudas, “Intratables”, el ciclo que conduce Santiago del Moro por América. En su edición de ayer, miércoles 2 de marzo, mientras los panelistas e invitados debatían sobre las últimas novedades de la investigación sobre la muerte del fiscal Alberto Nisman, el conductor del programa, anunció que Antonio Stiuso había llamado a la producción para responder a declaraciones que estaba haciendo el ex fiscal federal y ex fiscal de la Corte Penal Internacional de La Haya Luis Moreno Ocampo. Puesto al aire en vivo, interrogó: “Quería ver si le preguntan al doctor Moreno Ocampo si me conocía”. “Yo no lo conozco, no lo vi en vida”, respondió el ex fiscal. “Es raro que me desconozca ¿no recuerda la reunión que tuvo conmigo?”. –, “No me acuerdo haberme reunido con usted; además qué importa si lo conocí o no, me parece nefasta su gestión pública”. –“Usted estuvo reunido conmigo pidiendo ayuda por amenazas que había recibido durante el juicio a las juntas”.
Moreno Ocampo insistió en que no recordaba el episodio y Stiuso lo trató de “caradura que cobraba por su gestión”, con el evidente objetivo de desacreditar a Moreno Ocampo y su intervención en el programa hablando de Nisman y del propio Stiuso.
Del Moro cortó la charla y dijo que sería bueno que Stiuso fuera invitado a participar del programa en vivo.
Una vez finalizada la comunicación, Moreno Ocampo se retiró del estudio y consideró al llamado de Stiuso como “una velada amenaza y una extorsión”.
El rating normal del programa de alrededor de 7 puntos, redondeó los 10 durante el prolongado escandalete.
El refinado arte de los extorsionadores en plena vigencia. Algunos hasta llegan a presidir un ministerio público.
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