Kabul, un nuevo Saigón
Kabul recoge el centro de las expectativas mundiales luego de que el Gobierno de EEUU decidiera retirar sus tropas
Miles de personas acudieron este lunes al aeropuerto de esa ciudad en un intento desesperado por salir del país. Los insurgentes celebraron el triunfo ocupando el palacio presidencial y el vocero del movimiento islamista aseguraba que los insurgentes formarían un gobierno con otras facciones.
Videos colgados en las redes mostraban a grupos de jóvenes que se agarraban de las escaleras, intentando subir a un avión. Escenas de pánico y huidas de Kabul tras la toma del poder de los talibanes en Afganistán.
Mientra tanto el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, defendió el retiro de tropas y prometió una respuesta “devastadora” en el caso de que los talibanes ataquen intereses de su país. “Era hora de irse del país después de dos décadas de conflicto”.”Respaldo firmemente mi decisión. Después de 20 años he aprendido, por las malas, que nunca hubo un buen momento para retirar las fuerzas estadounidenses”. “Nunca se suponía que la misión en Afganistán fuera construir una nación. Nuestro único interés nacional vital sigue siendo hoy lo que siempre ha sido: prevenir un ataque terrorista en la patria estadounidense”, señaló Biden, quien se comprometió a “hablar en favor” de las mujeres afganas bajo el gobierno talibán.
La agencia de noticias Sputnik difundió expresiones del secretario de la ONU, António Guterres, ante el Consejo de Seguridad: “Hago un llamado a los talibanes y a todas las partes para que respeten y protejan el derecho internacional humanitario y los derechos y libertades de todas las personas”.
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Sobre el tema, mi amigo y secretario de redacción de Desde Boedo junto a Edgardo Lois, Rubén Derlis, tomó de la página “Capitalismo es barbarie” un fragmento que Rubén tituló “Muyahidines, Talibanes y el fanatismo religioso”. (MB).
El imperialismo estadounidense, hoy tiene el cinismo de mediatizarse como la “bota imperial añorada”, tras haber hecho añicos otro país.
EEUU finge “retirarse”, tras haber atado todos los cabos durante décadas de ocupación militar: tras truncar la emancipación de un pueblo mediante el exterminio, tras fortalecer el fanatismo, tras asegurarse el mercadeo de los opiáceos, los codiciados recursos afganos y su posición geoestratégica.
Los grandes medios de desinformación masiva intentan presentar a los mismos auspiciadores de los Muyahidines y Talibanes, es decir a los estadounidenses, como la supuesta “salvación que al abandonar Afganistán dejó el país en la desgracia”. Hoy asistimos a una gigantesca campaña mediática de lavado de cara del imperialismo estadounidense y de promoción de la ocupación militar de los países cuyos recursos y posición geoestratégica son altamente codiciados. La trágica situación de Afganistán es obviamente el resultado de años de ocupación militar estadounidense, de fomento del fundamentalismo religioso por parte de los mismos estadounidenses (desde antes de la ocupación militar, EEUU ha intervenido en los asuntos afganos para frenar la emancipación popular).
Los Talibanes son el resultado del fomento del fanatismo religioso y de los Muyahidines por parte del imperialismo estadounidense para combatir a las fuerzas laicas y revolucionarias de Afganistán, fuerzas laicas que en un momento dado lograron encaminar Afganistán hacia la dignidad, tras emanciparse del colonialismo británico y de las complicidades de las feudales élites locales. Pero los intereses económicos y geoestratégicos del imperialismo estadounidense y europeo se ensañaron contra el pueblo de Afganistán desde hace décadas, impulsando el fundamentalismo religioso y apoyando económicamente y en logística el fortalecimiento de unas siniestras y poderosas fuerzas anticomunistas en la región.
Hoy la propaganda presenta a los estadounidenses como “luchadores contra los Talibanes”, cuando la realidad de la ocupación militar estadounidense es algo más retorcida, dado que no solamente fomentaron a los Muyahidines y Talibanes, planificaron el Exterminio de las fuerzas más revolucionarias y laicas de Afganistán, sino que además se aseguraron de atar todos los cabos, antes de su supuesto “abandono del país”.