Huracán – San Lorenzo
Se enfrentaron los vientos barriales transformados en brisas de verano
La historia vuelve a repetirse…, dice el tango. Y a San Lorenzo le cabe por dos motivos cuando menos: la paternidad sobre el Globo –sólo eso justifica este agónico empate–, y la reiteración de su falta de fútbol para solucionar los agudos problemas por los que atraviesa. Belluschi no vuelve del limbo –y eso es clave– y el medio campo naufraga con los intentos que las bajas por lesión o sanción imponen. Y esa área del campo des-conecta. La defensa padece cuando el adversario ataca, más debido a que le llegan con pelota dominada, que a la aptitud de sus integrantes. De todos modos, y a pesar de buenas actuaciones individuales, la situación en que se desempeñan genera que, un error, sólo uno, se suela pagar carísimo. A ésto agréguese que el Pampa plantea marcadores con proyección cuyas incursiones, por falta de claridad o pases errados dejan huecos que los centrales o relevos sin vocación de marca tienen que cubrir. Y agarrate cuando te encontrás un habilidoso ligerito como Pussetto con un Silva de ladero que lo alimenta permanentemente. Consecuencia: Rojas pagó toda la tarde y por ahí vino el gol y el 90% de las amenazas de la quema.
Al Pampa no se le puede pedir mucho. Lesiones y expulsiones lo precipitaron a experimentar en su parte más endeble e imprescindible para su planteo táctico: el manejo del medio campo. Y no le encuentra la vuelta, sobre todo, porque el motorcito de Belluschi no logra salir de su letargo. Su último logro, que la dupla Belluschi-Cerutti se transformara en potencia de gol, se desbarató con la venta del Pocho, ireemplazable en su nivel. Y así las cosas, ni el clima del clásico logra cargar las pilas de este Ciclón transformado en brisa de verano.
En el partido, dentro del desorden del primer tiempo fue Huracán el que más riesgo llevó al arco contrario. A los nueve minutos tuvo la primera ocasión: Bogado envió un centro preciso desde la derecha y Navarro se lució tras un cabezazo de Matheu. A los 33, Pussetto contó con una de las situaciones más claras. Luego de un centro de Araujo quedó cara a cara con Navarro pero el arquero demostró nuevamente sus reflejos. A esa altura, el arquero cuervo se iba convirtiendo en una de las figuras. Diez minutos más tarde, la lucidez de Pussetto por el sector derecho tuvo su recompensa. Otra vez con Silva como ladero armó una pared que terminó definiendo Chávez en el final de una gran jugada.
El segundo tiempo daba para esperar una reacción arrolladora del Ciclón dada su necesidad de ganar el partido. Y Alfaro, el amarrete de Alfaro, planteó armarse de contra cuando tan bien la pasaba el Globo atacando. Resultado, San Lorenzo sacó su orgullo de los bolsillos de Boedo y acorraló a la quema cada vez más, al comienzo con poco peligro, pero aumentando una presión que estalló, no sin haber corrido riesgos, a los 43 del segundo tiempo cuando Nicolás Reniero cabeceó a la red un preciso centro de Nico Blandi, el goleador generoso y frecuentemente jugando de llanero solitario.
Para el folclore: cabeza gacha de la quemería y cierto alivio cuervo, aunque agónico, una derrota podría haber tenido consecuencias imprevisibles.
Mario Bellocchio
HURACÁN-SAN LORENZO | Jugado en el estadio: Tomás Adolfo Ducó | Árbitro: Fernando Echenique | Goles: para Huracán: Andrés Chávez, a los 44 ‘ del primer tiempo. Para San Lorenzo: Nicolás Reniero a los 88′ del segundo tiempo | Alternativas: a los 89’ del segundo tiempo fue expulsado Robert Piris da Motta (SL) por doble amarilla.
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