Huelgas y reivindicaciones en la década del 80 del Siglo XIX (IV)
HISTORIA DEL MOVIMIENTO OBRERO
Por Miguel Ruffo |
Sebastián Marotta gremialista de tendencia sindicalista e historiador militante del movimiento obrero argentino, saca las siguientes conclusiones respecto de las luchas obreras de los años 80 del siglo XIX:
Italianos, españoles y franceses constituyen el mayor número del conjunto heterogéneo y abigarrado de los inmigrantes arribados a estas playas; son la levadura de nuestra clase obrera, como lo fueron de la clase capitalista que, al amparo de capitales volcados aquí, fue forjándose en la Argentina.
Natural es, pues, que las luchas obreras, incubadas y desencadenadas por la forma capitalista sobre la que desarrollase la economía argentina, sean vividas y alentadas por esos obreros, que trajeron a estas tierras, junto con su facultad y capacidad creadora, el ímpetu combativo de las clases laboriosas de Europa, de cuya civilización proclámase la Argentina orgullosamente heredera.
Merced a la obligada participación de ese rico y vigoroso material humano que derrama sus sudores y sabiduría en los campos, las fábricas, los talleres y transportes, fórmanse las primeras asociaciones obreras, los grupos ideológicos y políticos, cuyos modo de pensar y de sentir son sus exponentes antes que promotores.”
Es evidente, en estas conclusiones de Marotta, que quienes protagonizaron el movimiento gremial, en la época de sus orígenes, eran en su inmensa mayoría trabajadores inmigrantes; a un mismo tiempo este movimiento era una expresión de la civilización europea en la cual se insertaba la Argentina en su desarrollo agroexportador. Tenemos pues, en las reflexiones de Marotta, dos componentes a los cuales ya nos hemos referido: a) el movimiento gremial de los trabajadores es un signo de la modernidad argentina y b) los trabajadores gremialmente activos estaban formados por inmigrantes, de allí que se viese en el movimiento obrero una expresión de la presencia extranjera en la Argentina, particularmente en Buenos Aires y Rosario.
Modernidad e inmigración van de la mano. José Luis Romero denominó a esta sociedad bajo el término de aluvial; en la cual la inmigración europea masiva vino a superponerse a la tradicional sociedad criolla. Lo cierto es que la inserción de la Argentina en el mercado capitalista mundial, también la insertó, aunque tardíamente respecto de los Estados Unidos, en el movimiento internacional de la fuerza de trabajo; en un movimiento donde Europa expulsa millones de ciudadanos y América, en su conjunto, los incorpora a su economía, a su sociedad, que resultará modificada por la presencia inmigratoria. Inmigrantes que trajeron no sólo su capacidad o fuerza de trabajo, sino también sus hábitos culturales y sus experiencias en cuanto a organización gremial y política.
FUENTE: MAROTTA, Sebastián; “El Movimiento Sindical Argentino”, Libera, Bs. As., 1975, pp. 86-87.
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