Fernando Niembro, el insoportable
El retorno de un personaje de oscuro pasado. Mario Bellocchio
Ahora, si usted piensa que su catarata verbal está únicamente dedicada a comentar las circunstancias del partido que se le ha encomendado, se equivoca. El inefable Fernando tiene por costumbre internarse en vericuetos analíticos pretéritos que llegan a comparar la actualidad de los equipos en disputa en el campo de juego con viejos conjuntos de esas instituciones célebres en los años sesenta o menos aún. No descarta por ello hacernos conocer su fecunda memoria en materia de viejas disputas o volcar con lujo de detalles angustiantemente innecesarios el árbol genealógico de algún jugador presente o ausente en el encuentro que presenciamos. Ni de emitir un desubicado comentario rayano con la pedofilia: “No se enamoren del VAR, muchachos, por favor. Hagan jugar el partido rápido. Soy un defensor del VAR. Es necesario en el fútbol argentino. El problema es creer que es una chica de 17 años”. (San Lorenzo-Arsenal /14 jun. 2022).
Y cuando se decide por su labor específica, el comentario, elige un análisis técnico pormenorizado en el que hasta Guardiola o Gallardo se llamarían a recato, sugiriendo cambios o vomitando juicios severos de los que no tiene ningún empacho en desdecirse ante las mutaciones naturales del juego.
Hace 20 años, publicaba sobre él “Página|12”: “Empezó como cronista de bochas de La Nación y llegó a secretario de Prensa y Difusión de Menem. En la primera tarea, descolló por sus ganas de ascender. En la segunda, por haber sido el vocero de los indultos a los genocidas. (…) Pero si su padre, Paulino, creía que el poder lo daba la conducción –fue presidente de Chicago y secretario de la AFA–, Fernando Niembro se convenció temprano de que el secreto estaba en la influencia, en el ejercicio desde las sombras. Es que cuando se mostró le fue mal: en abril de 1990 debió renunciar a su cargo de vocero de Menem, al ventilarse detalles de su gestión. Uno, muy llamativo: la facturación de la publicidad del Estado en ATC –que estaba bajo su órbita– se hacía a través de una agencia privada. Esa agencia era de su propiedad, en sociedad con Lázaro Silberman. Para nadie en el periodismo es secreto que Lázaro Silberman es Marcelo Araujo, a quien Niembro define como el hermano que no tuvo”. (Página|12 Viernes, 21 de junio de 2002).
Y eso que todavía no se había involucrado en sus negocios con el macrismo:
“Luego del escándalo que fue público y que hizo a Niembro bajarse de la candidatura como diputado por el PRO, la Justicia acaba de imputar al periodista (Fernando Niembro). La causa está caratulada como ‘lavado de dinero’, luego de que se han descubierto varias contrataciones truchas de su productora, ‘La Usina’, con el Gobierno porteño. El fiscal también pidió investigar al socio directo de Niembro, Alberto Meza, en esta causa que es paralela a la que investiga las contrataciones. Esta causa trata exclusivamente las denuncias de lavado. El Ministerio Público precisó que ‘de acuerdo a la denuncia original, el principal contratante de La Usina fue la Secretaría de Comunicación Social porteña, a cargo de Pablo Gaytan, desde diciembre de 2011, ya que la mayoría de los contratos fueron otorgados por ‘servicios de publicidad’. También se expresa que ‘allí se consignó que La Usina Producciones S.R.L. habría recibido dinero del Ministerio de Desarrollo Social, de la cartera de Salud y de la Jefatura de Gabinete, todos del Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires’ ”.(“Diario registrado, martes 22 de marzo de 2016).
Y como para corroborar que no es sólo un karma personal, Fernando Bravo criticó el trabajo de Fernando Niembro como comentarista de partidos de fútbol en su programa “Bravo Continental”: “Se me hizo difícil soportarlo”, fue lo que dijo sobre el periodista deportivo. Bravo explicó que el fin de semana se dedicó a ver Talleres y Rosario Central de la Liga Profesional de Fútbol. Sin embargo, comentó que disfrutó del juego sin sonido.
“Vi Talleres y me gustó. Lo vi sin sonido porque lo transmitía el Bambino Pons con Fernando Niembro”, señaló. “Éstá muy verborrágico (Niembro), se me hizo difícil soportarlo. Habla mucho, hablaba más que el relator inclusive, quien un par de veces tuvo que meterse porque venía una jugada de peligro. Lo tuvo que interrumpir porque se quedaba sin la posibilidad de relatar la jugada que podía desembocar en gol”, se quejó.
Habiendo tantos profesionales surgentes y conocidos a los que por razones que ignoramos se les niega una participación más asidua en estas lides –nuestro boedense Alejandro Fabbri, por caso–, a quien se le ocurre resucitar insufribles personajes de oscuro pasado como este sujeto.
Está visto que a pesar de haber caminado por la cornisa judicial en varias oportunidades y ser un indigerible charlatán con dotes de pastor electrónico, sigue conservando influencias en el medio que auspician su participación.
Niembro, el insoportable abejorro del comentario futbolero ha retornado, como Matrix, recargado.