Esa “costumbre” de perder
Y volvimos a perder… San Lorenzo huele a final de ciclo. A desconexión por hastío. Las caras que circulan hacia el vestuario en los finales lo dicen todo…
Ayer al modesto y animoso Temperley le bastaron dos ex para facturarnos otra derrota: Di Lorenzo le tiró al cuerpo a Torrico. Y a San Torrico se le cayó la aureola y la pelota, que fue adentro –y andá a facturarle algo al autor-salvador de más de un triunfo–. Luego, la actuación del negro Matías Ibáñez que sacó todo –y ligó bastante–, y finalmente el desorden del Ciclón donde sus mentores –Ortigoza, Belluscchi– alternan buenas y malas; y Cauteruccio y Blanco gritan su ausencia no suplida con eficacia. Y Aguirre…, Aguirre que se empecina en sus designios cuando las cosas no vienen como él piensa. Merlini no puede hacerlo todo, aunque, fervoroso y capaz, lo intenta –lo mejor del partido incluidos los ganadores. Senesi, Rojas, Ávila, Conechny…, suenan a esperanza de renovación pero les toca esta transición que todo lo diluye.
Si hoy gana la Acadé nos desaloja de la clasificación para la Copa. Y la Copa de este año que pende de un hilo –de coser– se juega a todo o nada –sólo sirve ganar para seguir– el martes de locales frente a la U Católica. Panorama incierto de oscuro horizonte. Hay que tener a mano el paraguas esperando que solo sea garúa.
Del uruguayo: el partido contra la U Católica pasó a ser clave para su futuro y el de San Lorenzo. “No quiero meterle esa carga emocional a los jugadores. Sabemos que es clave porque nos jugamos el futuro en la Copa. Que sea rápido el partido de la Libertadores tengo que pensar que es lo mejor. Dentro de cuatro días hay que sacarlo adelante. No hay otra que intentar seguir y tomar ese partido como punto de partida”.
Y en cuanto a este encuentro: “Anímicamente los jugadores estaban golpeados. Futbolísticamente tuvimos un buen momento en el comienzo del segundo tiempo. No pudimos concretar un gol que nos hubiera permitido ir a buscar el resultado. Después caímos en el nerviosismo, Temperley se defendió bien y no tuvimos los argumentos”.
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