“Es un monstruo grande y pisa fuerte”(1)
CRÓNICAS POÉTICAS DEL TERCER MILENIO. Muestrario de hechos verídicos, otra mirada sobre los tiempos presentes para los habitantes del futuro.
Opinadores seriales brindan lecciones de estrategia militar en redes y pantallas. Por José Muchnik
Febrero 2022
Comencemos entonces por el comienzo, estas crónicas no son “geopolíticas” sino “geopoéticas”, tratan de cultivar poesía en esta tierra, entre inocencia asesinada y muñecas abandonadas, cultivar lo humano entre garras y colmillos. Mi primer libro de poemas, publicado a cuenta de autor en Costa Rica, hace unos cuarenta años, bajo el pseudónimo de Pablo José, se intitulaba “Quince poemas por la paz”.“¿Por qué la guerra? / Columnas de ojos partidos / vienen marchando / desde antes que la historia sea / ¿Por qué siempre / ese rojo resplandor / amanecido entre las uñas? / No sé / Tal vez / porque dos más dos / nunca fueron cuatro / tal vez / porque la luna es un sueño / que jamás ha existido / o tal vez / nos deslizamos / hacia la era / de los trapecios luminosos / donde bases y alturas / sólo saben / el signo de las preguntas”.
Lamento desilusionar a más de una / uno. Los que esperan pronunciamientos guerreros abstenerse de lectura. No defiendo ni justifico al zar de todas las Rusias, que pretende vestirse en liberador de un pueblo oprimido por el nazismo. Que hay nazis en Ucrania, nadie lo duda, como hay en Usa, Francia, Alemania… Pero seamos claros Vladimir, el invasor eres tú, nada justifica el bombardeo a mansalva de pacíficas poblaciones, la matanza de inocentes. Tu nacionalismo ruso alimentará otros nacionalismos, en las guerras pierden los pueblos. Pueblo ucraniano, pueblo mártir, paga la disputa entre las ambiciones del nuevo Zar y el imperio “neoliberal” en decadencia.
No defiendo / justifico a la Unión Europea, su hipócrita defensa de los derechos humanos, mientras cierran los ojos frente a miles de exiliados sirios, afganos, eritreos, malíes…, que se ahogan diariamente en “sus mares”. No tuvieron suerte, ellos no son tan humanos, no son rubios de ojos azules como los que están llegando de Ucrania. El racismo surge con naturalidad en elementales comentarios “son gente como nosotros, civilizada, que desean vivir en democracia”. La guerra es reveladora, pone al desnudo negros sentimientos y culitos rosados. Recordad: “Raza sólo es la túnica / que cubrió un día / el canto de la sangre / Todos venimos / del mismo enigma”.
No defiendo / justifico las sanciones ni la fobia anti-rusa que diseminan con “naturalidad” los “defensores de la libertad”. Clausuran medios de prensa, lanzan cazas de brujas, sus tribunales de inquisición atacan artistas, músicos, poetas, deportistas… Confiese, confiese públicamente, firme la confesión, no confiesa, despedida / despedido… Campañas de humillación y denigración… ¿En nombre de quién? ¿Del mundo libre civilizado? No gracias, ése no es mi mundo ni mi civilización.
Está bien Josecito, está bien, calmate un poco. Disculpá que me embale, pasa que ahora el gran dilema que se plantea es cómo evitar un conflicto devastador, mientras los señores de la guerra “disuaden” con botones nucleares, no habrá poemas atómicos para cantarlo. Antes de terminar te quería decir que cuando me llamaste “rusito”, me vino una avalancha de sensaciones. Así me llamaban muchos en el colegio, así llamaban en Argentina en esa época a los judíos, “ruso” “rusito”, a veces de modo afectivo, a veces de modo peyorativo, en ese caso replicaba “ruso el que te la puso”. Mi viejo era ucraniano, nacido en un “shteitl”(2), 200 km al sud-oeste de Kiev. Por eso esta puta guerra me duele, no es sólo la humanidad que repite su tragedia, son historias familiares que reviven. En 1919 se salvó de un pogrom(3) en su pueblo (Monastyrychtche), su madre y su hermano no se salvaron, los encontró degollados en casa. Luego de un año de peregrinaje pudo embarcar para Buenos Aires en el puerto de Marsella. Al cabo de un tiempo instaló la “Ferretería don Miguel” en Boedo. Sorbiendo mates me decía, no te imaginás lo que vale un país donde podés vivir en paz, la guerra es terrible. Con los años uno comienza a escuchar a los padres.
[1] León Gieco en “Sólo le pido a Dios”
2 En Yiddish «Shteitl» pequeños poblados judíos en Europa del este.
3 Pogrom del ruso «pogrom»: destrucción, saqueo. Palabra difundida a partir de fines del siglo XIX para designar específicamente a la matanza de judíos.