En el país de los arándanos
SOBRE EL DISCURSO PRESIDENCIAL
Por Mario Bellocchio
En el país de los arándanos el presidente construye su relato de la realidad en base a propósitos, un modo más adecuado a la campaña que a la conducción y a la introspección de los resultados de su mandato.
De los 32.821 caracteres de su cuidadosamente leído discurso no puede el “buscador” ubicar a la palabra industria, sólo aludida tangencialmente como nuestra oferta nacional cuando destaca que “Tenemos que encontrar, entre todos, la manera responsable de aprovechar nuestro enorme potencial minero, cuidando el ambiente y beneficiando a la gente. Y tenemos decenas de sectores industriales y de servicios de primer nivel internacional”. Omitió, eso sí, agradecer a la “pesada herencia” por las “decenas de sectores industriales y de servicios de primer nivel internacional”.
La industria no fue aludida ni como proyecto ni como deterioro. Mal podría reconocer la recesión que genera cierres y cataratas de desempleo.
“¡Qué importante!” –ironizó con visible fastidio el diputado del Frente Renovador Felipe Solá al escuchar al presidente explayarse sobre políticas en el mundo y en países desarrollados: –”Autos que se manejan solos, inteligencia artificial, producción sintética de alimentos, tecnología genética, robótica, son cosas que dejaron de ser de ciencia ficción”. Una descripción adecuada para quien impulsa políticas de producción con valor agregado, lejos de las medidas agrícolo-ganaderas en las que gusta apoyarse el mandatario.
“Para unir a los argentinos hay que tener un discurso mucho más autocrítico. Para quienes vamos al Congreso respetuosamente, sin abuchear, nos cuesta mucho unirnos a quien sólo se autoelogia” –concluía Solá redondeando su concepto.
“El discurso del presidente Macri ante el Congreso Nacional no solo describió una realidad que no existe para la sociedad, sino que también fue provocador” –aseguró Héctor Recalde, presidente del bloque de diputados del Frente para la Victoria.
En el mismo sentido, Carlos Heller, diputado nacional del Partido Solidario afirmaba que: “Genera mucha preocupación un discurso que ya no tiene casi puntos de contacto con la realidad. ¿Macri habló de otro país en la apertura de las sesiones en el Congreso? Se ha desconectado. Parece que el presidente habló de Dinamarca, no de la Argentina”.
Mientras tanto, Nicolás del Caño, legislador del FIT, sostenía que: “Macri vive en una burbuja o miente descaradamente, porque no entiende que la mayoría del pueblo trabajador vive cada vez peor por su política a favor de los ricos. Sigue hablando de ‘pobreza cero’, escondiendo que sus políticas generaron un millón y medio de nuevos pobres. Eso es puro relato”.
A la notoria ausencia de “industria” se contrapone el protagonismo de “pobreza”, la vedette del discurso, una vedette recurrente y compadecida, para la que, según el presidente, se van a poner todas las energías en pos de lograr su desaparición.
(…) “Nuestro desafío más grande es sacar a millones de argentinos de la pobreza. Para hacerlo necesitamos más acuerdos y más realidades, menos exaltación y menos símbolos, menos relato y más verdad”.
(…) “Este plan nos guía en esos tres sueños, esos tres desafíos por los que los invité a trabajar juntos el año pasado: pobreza cero, combatir al narcotráfico y unir a los argentinos”.
(…) “Mi principal preocupación y prioridad es reducir la pobreza. Como dije más de una vez, quiero que juzguen mi presidencia por cómo logramos avanzar en ese objetivo”.
(…) “Gobernar es una tarea humana. Implica acompañar y cuidar a quienes necesitan una respuesta del Estado”.
(…) “Para reducir la pobreza, Argentina tiene que crecer. Llevamos cinco años sin crecimiento ni generación de empleo. Sé que muchos lo sufren. Pero estamos saliendo”.
“Ya el año pasado Macri habló de pobreza cero, pero la pobreza ha crecido en la Argentina” –alcanzó a comentar el diputado del Frente Renovador Felipe Solá.
Y en momentos en que la Educación Pública se desangra de la mano de la tozudez centrada en no respetar la ley de paritarias y someter a la precarización salarial al gremio docente, no tuvo empacho en sostener que:
“La educación nos une. Tenemos que revolucionar la educación para que vayan a la escuela con entusiasmo por aprender y que no abandonen. Hoy la mitad de los chicos no termina el secundario. En pocos días lanzaremos el programa Asistiré, para detener la deserción y salir a buscar a quienes abandonaron la escuela.
Nazcan donde nazcan, los chicos tienen que tener las mismas oportunidades.
Aprendan donde aprendan, tienen que contar con la tecnología para estar conectados entre sí y con el mundo. Ya no hay distancias para las escuelas rurales. Vamos a conectar a Internet a 2.000 escuelas a través del satélite ARSAT-2″.
Seguramente “la pesada herencia” agradeció esta circunstancial evocación.
“Las obras del aeropuerto de Tucumán ayudaron a que en 2016 las exportaciones de arándanos aumentaran un 58%” –sostuvo el mandatario.
Sólo en el país de los arándanos se sostienen los logros de un gobierno ponderando el aumento de su exportación, mientras se caen a pedazos sus industrias y hay un desmesurado aumento de pobres y desocupados.
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