El único “Gremio” que recibe aumento…
Gremio de Porto Alegre se coronó campeón de la Copa Libertadores 2017. Se impuso en el partido definitivo a Lanús por 2 a 1 en el estadio granate
“Sacabó”. Esta vez no hubo milagro. Gremio controló todas las posibilidades ofensivas de Lanús y se alzó con la Copa. Y no sólo no pudo revertir el “0-1” sino que tuvo que digerir dominio y contundente 2-0 del Gremio en el primer tiempo como para desalentar cualquier remontada salvo que sacaran a los once “brasucas” y colocaran a los once de Núñez. Pero como los “agremiados” venían con ínfulas, no fue posible. Un penal del goleador del torneo fue el premio consuelo para Lanús y para el interminable Pepe Sand. 2-1 final y a cobrar. O mejor dicho a pagar.
Ningún hincha de Lanús podrá olvidar jamás a la Copa Libertadores 2017 que disputó el equipo de Jorge Almirón. No se olvidarán de la victoria ante San Lorenzo por penales en cuartos de final, o del triunfazo histórico sobre River en semis. Pero tampoco podrán olvidarse del pésimo partido que hizo Lanús en la vuelta de la final ante Gremio, 90 minutos en los que dejaron escapar su sueño.
Algo que tampoco podrán olvidar es a la dupla relatora de la transmisión. Los que no estuvieron en la cancha tuvieron que padecer a “gambetita” Latorre, apoyado en el relato por Mariano Closs, quienes seguramente en sus ambiciosos desvaríos se piensan hablando en portugués para la “torcida” brasileira, ya que de ningún otro modo se puede imaginar la catarata de ponderaciones al equipo brasilero –merecedor de halagos, digámoslo– objeto de aplausos que no hubiera recibido Pelé en los 70. Un poco de Pancután a las laceraciones de los meritorios muchachos del sur solo fueron, para ellos, compatibles con los lastimosos comentarios de “lo que hicieron hasta aquí” ¿No muchachos? ¡Cómo se roba en ciertas áreas del periodismo futbolero! ¡Mi Dios!
Sin embargo, en rigor de la verdad, aunque con mayor piedad, digamos que desde el comienzo del encuentro el equipo granate pareció otro, diferente al de instancias pasadas de la Copa, pero incluso muy distinto al que cayó 1-0 en Porto Alegre en la ida.
Falto de ideas, no pudo quitarle la pelota a Gremio y parece como si se hubiera dedicado a esperar que el conjunto de Renato Gaúcho le conviritera. Y el gol llegó, y se esperaba ver a ese Lanús que cuando le mojaron la oreja explotó y sometió a su rival. Ese que salió a la cancha en el segundo tiempo con la serie 3-0 abajo contra River y lo apabulló, con fútbol, con seguridad y con plena confianza de sus virtudes. Ese Lanús que parecía ya haber disputado la final de la Libertadores alguna vez, incluso, que parecía haberla ganado.
Pero nunca apareció. Pasó el segundo gol de Gremio y Lanús continuó con su apatía. Y así se fue al complemento. Los antecedentes en el certamen permitían pensar que ahora sí se vería ese equipo furioso que no le daría respiro a su rival. Pero ni eso, ni el fútbol ni las ideas llegaron con el correr del encuentro. Apenas una jugada aislada que terminó en penal sobre Acosta y gol de Sand. Sólo eso. Lanús terminó la Copa Libertadores en una derrota que, de todos modos lo coloca en el honorabilímo sitial de subcampeón. Aunque pregúntenle a cualquier futbolero ¿quién quiere ser subcampeón?
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