El teatro en los tiempos del cólera
O cómo sobrevivir a la crisis
El espacio Timbre 4 gestó un encuentro de gente de teatro para exponer, fundamentalmente, sobre la situación actual particularmente adversa por las dificultades económicas de los estratos sociales que cultivan el hábito de las salas, y las argucias a que recurren el teatro alternativo y el comercial para sobrevivir a la crisis.
Fueron convocados: Brian Bosikovic, productor del Espacio Treinta y Tres; Gustavo Schraier, docente, productor y autor teatral; Ariel Stolier, productor del Paseo La plaza; Maxime Seugè, productor de Timbre 4; Pablo Bellocchio, actor, autor y director y Nico Salischiker, actor, productor y director, estos dos últimos pertenecientes al colectivo “Lascia”. El encuentro contó con la moderación de Sandra Comisso quien tiene a su cargo la sección espectáculos de Clarín.
Sandra Comisso:
Cuando se encara la producción teatral uno piensa en la gestión económica como si todo fuera conseguir dinero y lanzarse a cualquier proyecto, pero evidentemente hay muchas cuestiones más dando vueltas teniendo en cuenta el momento que atravesamos.
Como para empezar me gustaría que nuestros invitados pudieran contarles su experiencia…
La pregunta es, qué cuestiones son básicas e ineludibles, hoy en día, para lanzar un proyecto y poder producir un espectáculo teatral en este momento económico en particular.
Maxime Seugé:
Acá –en Timbre 4– encaramos una obra, una idea que pueda tener Claudio Tolcachir, a partir de su propuesta. Hoy en día hay muchos socios que son de afuera, festivales o teatros que se suman como coproductores y ellos son una de las principales fuentes para lanzar la obra. Por ejemplo, la última creación de Claudio que hizo en conjunto con Lautaro (Perotti) y Melisa (Hermida), es una obra que tiene ocho coproductores, son entidades sociales y el Centro Cultural San Martín. Ésto nos permite financiar la producción en un principio. Luego, como todo, vamos a depender de la boletería y de las giras. Este es en general un modelo que tenemos con las obras actuales de la compañía.
Sandra: Cómo trabajan ustedes que son un colectivo de cooperativas ¿no?
Pablo Bellocchio: exactamente. Arrancamos hace 6 años siendo una cooperativa particular con una obra determinada que queríamos estrenar. Pero a medida que fueron apareciendo ideas y la necesidad de ir estrenando varias cosas simultáneamente, comenzó la necesidad de ir juntándonos como un colectivo de esas cooperativas. Y a partir del año pasado este procedimiento nos permitió comenzar con la producción del espectáculo en el mismo momento en que tenemos una idea determinada que queremos desarrollar, que eso ya en teatro alternativo es un montón… Básicamente una de las primeras cosas que surgen, es que cada cooperativa aporta un punto al colectivo entonces, ya en el comienzo del proyecto contamos con una determinada cantidad de plata que tiene el colectivo para iniciar ese proyecto. Empieza a aparecer una manera alternativa de generar ingresos, recursos para poder estrenar las obras. Esto no descarta que nos presentemos a subsidios, siempre esa plata tiene que estar, y tenemos que seguirla solicitandola, pero si un subsidio no sale… tener herramientas propias para desarrollar lo que uno quiere. En ese sentido creo que lo que nosotros hacemos, desde lo humano inclusive, es unirnos, sentir que somos muchos, para poder encarar las tareas que van desde hacer difusión, producción de la obra, construcción de escenografía, todo lo que es trabajar en redes nos sirvió mucho y nos continúa sirviendo para difundir desde nuestro lugar…
Sandra: Ustedes no tienen sala propia. Cada producción nueva tienen que salir a buscar sala…
Pablo: También va pasando eso, que los escenarios van cambiando, las necesidades van cambiando, las urgencias, las puestas tienden a ser más cortas. Pero ayuda muchísimo esto de ser 30…
Nico Salischiker: Cambió la mecánica. Antes la producción era el ultimo ítem a tener en cuenta, casi una semana antes del estreno… Y hoy en día la producción es lo primero que pensamos cuando hay un proyecto, ya sea un reestreno o un estreno, el tema de la producción es clave. Mediante nuestra experiencia, nuestras equivocaciones, uno va aprendiendo que la producción es una pata fundamental de la tarea.
Sandra: Sí, como hablábamos con Gustavo, de nada vale la gran idea si no podés concretar, bajarla a tierra de alguna manera. Contanos cuáles son las puntas fundamentales que cualquier productor tiene que tener en cuenta.
Gustavo Schraier: todavía sigue existiendo ese término errático, confuso, que es producción. Si nosotros preguntáramos acá a que le llamamos producción cada uno diría una cosa. Habría algunas coincidencias, como que la financiación habla de la producción pero no es producción, producción es un proceso integrado por varias cosas, producción también es crear . Muchas veces, sobre todo como docente, he escuchado alumnos que ante todo buscan dinero para financiar una idea. Una idea podemos tenerla todos los que estamos acá, luego hay que bajarla a un proyecto. Cómo desarrollamos esa idea, cómo la bajamos al papel, cómo planteamos objetivos, metas, cómo planteamos destinatarios de ese proyecto y otro montón de preguntas…, creo que, en general, reflexionamos poco sobre la producción, que se piensa poco a quien va dirigido, para qué queremos hacer lo que hacemos, para quienes, cómo lo queremos hacer, cómo lo podemos hacer…, un montón de preguntas que son mucho más abundantes que las respuestas.
A la hora de buscar financiamiento, si no se tiene claro todo esto, el proyecto no avanza.
En el caso de Timbre, está bien profesionalizado, se ha convertido en una marca, en un mundo independiente.
En el hecho de buscar financiamiento a veces también se confunde, a través de susbsidios del Instituto, de Proteatro…, el para qué, qué pedimos, para qué van a estar destinados esos fondos si los conseguimos. Qué hacemos con eso cuando te los dan ¡Nos dieron el susbsidio, tenemos 20 mil pesos! ¿Y ahora?
Sandra: ustedes que tienen un espacio tan nuevo, contanos…
Brian Bozikovic:
Estamos recién empezando. Nuestro deseo cumplido es tener el espacio para estar creando, para poder producir arte, para poder mostrarle a nuestros amigos…, y alrededor de ese deseo fuimos organizando el trabajo en el último año. Cuando empezamos teníamos una idea y ninguna manera de llevarla adelante, así que durante el año trabajamos mucho para poder organizar ese trabajo interno, dividir las tareas, entender que se necesita un área que se ocupe de las obras, otra que se ocupe de talleres… Fue un año muy transformador para todo el grupo. Partimos de un actor de acá, de Timbre 4, que es el promotor de la idea, que convocó a un grupo de personas y nos largamos a trabajar. Vimos lo que es trabajar en equipo, ponerse de acuerdo, entender los objetivos del grupo más los objetivos de cada uno. Creo que hoy por hoy es quien coordina todo el trabajo y bueno, frente a la crisis, nosotros acordamos que nuestra sociedad se estructura a partir de la dedicación al trabajo. Nosotros donamos una cantidad de horas al espacio y el espacio tiene que hacerse sustentable a partir de ese trabajo que nosotros donamos. Así que toda nuestra ingeniería, nuestra energía y nuestro cariño por el teatro están puestas en la utilización de las horas de manera que nos sirva a nosotros para entender de qué manera estamos haciendo nuestro esfuerzo y también subsistir estos primeros 3 años que la mayoría de los emprendimientos no superan…
Es una inversión de tiempo. En noviembre del año pasado llegamos a nuestro punto de equilibrio, que no es poco para un teatro y con muchos deseos para el año en curso.
Sandra: vos que venís del teatro comercial y escuchás estas experiencias donde juntarse, unirse, cooperar, asociarse es lo fundamental. ¿Cómo es en el teatro comercial, en particular con esta situación donde la gran producción teatral de Buenos Aires está pasando por un momento…?
Ariel Stolier: El teatro comercial siempre tuvo un riesgo económico asociado porque la expectativa del productor con fines comerciales tiene que tener un proyecto que genere una rentabilidad y que de esa rentabilidad pueda activar una rueda productiva que permita seguir produciendo.
El gran dilema, cuando hay fines comerciales, es que si sus proyectos no son rentables, en el corto o mediano plazo probablemente no pueda seguir produciendo. De manera que esa cualidad define como es el proceso de selección de proyectos en general. El productor comercial encarga proyectos o arma equipos con diferentes artistas. Hay quienes se institucionalizan y logran formar vínculos más a largo plazo. Pero si no, en general, son por proyecto, en donde ya sea a partir de la propuesta de un autor o una propuesta del propio productor hacia un grupo de artistas, surge un proyecto y hay que ocuparse de los derechos para poderlo presentar o producir esa obra. Se arma el proyecto y el productor coordina ese equipo, aporta o gestiona el financiamiento, y trata de darle un marco de rentabilidad. Eso define gran parte de la tipología del proyecto. Los hay grandes, los hay chicos. Algo que puede pasar entre quienes tienen mayor afinidad artística, o quienes tienen mayor afinidad económica… Pero algo irreemplazable es que el eje esté orientado hacia temas que puedan ser de interés público o de cierto sector de público, porque no todo es para todos, y no tanto experimentación artística, o la búsqueda de la expresión por parte del grupo de artistas involucrado.
Eso quizás es una diferencia fundamental. Luego va a haber procesos que son similares pero los disparadores difieren… Después podemos encontrar matices…, con esos matices, en ocasiones, producimos proyectos que tienen un mayor énfasis artístico y otros donde lo prioritario es la búsqueda de la rentabilidad, que puede venir acompañada o no por una puesta de calidad, pero donde la popularidad de los actores, el director o el elenco o de la temática son preponderantes. Depende del perfil de cada uno, no es que el teatro comercial es netamente comercial, porque gran parte del teatro comercial es deficitario, al ser un tipo de producción que, a diferencia de los otros sistemas, no tiene financiamiento estatal directo. Quiero decir que no es un teatro que se pueda amparar en subsidios o créditos estatales o en apoyo directo de institutos del Estado, sino que económicamente, se debe a sí mismo.
Sandra: Siempre es un riesgo para el productor…
Ariel: Bueno puede desarrollar ciertas habilidades en la gestión y en la producción artística y ejecutiva, pero el teatro particularmente se consume en vivo por grupos que nos conocemos o no, pero la experiencia está muy condicionada por cómo se percibe en el afuera. No tenemos tanto control sobre cómo lo va a experimentar la gente, si no tendríamos todos éxitos y no sucede así.
Muchos no nos damos cuenta hasta que lo vemos en un público “pagante”, incluso con aquellos que invitamos hay un factor que no sucede que es asociarle un valor al costo y a la experiencia también, y eso condiciona. Entonces se vuelve muy complejo y por eso en el teatro comercial los proyectos tienen que sostenerse comercialmente para poder tener un recorrido y eso lo diferencia también de otros sistemas donde se pueden sostener por la disponibilidad y la buena voluntad o el aporte en forma voluntaria de las partes. En este tipo de teatro tenemos quizá más condicionamientos sindicales, legales, técnicos que nos dan un marco y nos obligan a otros compromisos.
Tiene que ser un trabajo sustentable para las partes: técnicos, artistas, productores, el teatro que lo programa. Cada grupo tiene que abogar por sus expectativas, derechos y objetivos. Eso eleva la vara…, y Buenos Aires es una ciudad que tiene una historia de teatro comercial muy representativa también y ha pasado por sus picos y valles y ahora estamos en una transición compleja que es coherente con el perfil del teatro comercial porteño, que es un teatro históricamente de consumo de la clase media…, y cuando la clase media ve su consumo retraído…
Sandra: Se ve reflejado en la boletería…
Ariel: Es normal , más allá de los éxitos y fracasos, cuando el consumo se retrae este tipo de actividades también lo sufre significativamente y eso también genera que el tipo de producción, de proyecto que uno encara, se vea afectado… Tanto las grandes producciones musicales como los espectáculos de gran formato que teníamos en la calle Corrientes y ahora no, como los pequeños proyectos con expectativas más artísticas o con vías de experimentación, que también es difícil su inserción porque no logran tener una práctica sustentable para poder producirse.
Sandra: Será una meseta que puede llegar a superarse en un corto plazo o…
Ariel: Carlos Rotemberg que algo conoce del tema dice que “el productor que tiene que lucharla siempre es más teatrista que el productor que busca el objetivo económico” porque está esa balanza. Hay otras actividades también riesgosas pero con potenciales rentabilidades mayores. Entonces hay siempre un optimismo asociado a tratar de encontrar maneras alternativas de producir, tratando de no ser necios con la realidad también y producir en consecuencia. Así como la experiencia de una obra no se completa hasta que no está el público.
Trabajamos mucho con la percepción. Si la percepción cambia es más importante que lo que sucede realmente.
La entrada del teatro es cara y los costos son muy altos también. Si esta ecuación en algún momento se aliviana es probable el cambio. Y si va acompañada de contenidos, de proyectos que sean atractivos, relevantes para el público, es más probable aún.
En el teatro comercial uno tiene la posibilidad de producir varios proyectos tratando de nivelar los riesgos: un proyecto que tiene un mayor potencial de atracción de público permite producir otro tipo de producciones más herméticas con no tantas seguridades de boletería.
Sandra: Cómo ves al teatro independiente en cuanto a sus temáticas y repercusión de público…
Maxime: Bueno acá (en Timbre 4) creamos el modelo con una obra y después reflexionamos sobre ese modelo. El modelo incluye buscar que venga gente a verla. Cuanto tiempo seguir con una obra exitosa es otro interrogante particular de cada tarea. Cada obra tiene un valor asociado que te puede hacer concluir que esa es la forma para que funcione, pero es sólo aplicable para esa obra. Hay que llegar al público de millones de formas. Hay que tener a mano alternativas para no quedarse corto. Somos un teatro, somos una escuela, una compañía, una productora donde todo tiene otra repercusión. En un festival encontramos, por ahí, alguien que quiere coproducir.
Sandra: No sé si hay un modelo de producción, hay que estar en la búsqueda permanente.
Pablo: En los momentos de crisis la charla con el espectador se hace más jugosa porque estamos todos atravesados por una situación determinada. Es mucho más necesario en este tipo de momentos aguzar el ingenio para que venga el espectador, buscar la manera más accesible, pero plantear la batalla en estos momentos resulta más interesante. Me interesa mucho más hacer teatro en momentos así.
Gustavo:
A veces no tenemos en cuenta al público a la hora de diseñar una producción. La producción comercial está obligada a pensar en el público.
Hay algo que está pasando en el teatro alternativo por la necesidad de rotar muchas obras: la falta de tiempo para el encuentro final con el público, el intercambio que se producía a la salida, esa comunión que se daba apenas terminaba la obra.
Hay espacios que son invitantes, amigables…, que te dan ganas de entrar y vivir la experiencia más allá de la obra. La obra es una parte “experiencial”…, si yo a la boletería la atiendo mal, la gente no sabe de qué se trata la obra que va a ver, voy al baño y está sucio, voy a la sala y me acomodan a las apuradas…, la obra es una parte de toda esta experiencia. Y si cuando salgo tampoco tengo posibilidad de transitar lo que me pasó, si el entorno no es invitante…
Todo esto va más allá de lo económico.
Brian: nosotros ahí en el espacio creemos que es muy importante todo el entorno. Sabemos que está muy difícil y que las personas que están dispuestas a salir, que el teatro le sirve de excusa para encontrarse y conocer otras personas, vincularse… La obra puede ser maravillosa o puede tener cosas que mejorar, en el teatro independiente muchas veces pasa…, pero que la experiencia sea algo completo.
Se trata de buscar formas para convocar a las personas y formas distintas de finalizarlas y tal vez las ganas de regresar estén vinculadas, no sólo a la obra sino a cómo lo pasaron en el espacio convocante. El año pasado tuvimos al grupo Lascia y se integró una propuesta muy distinta con interrelaciones distintas y convocantes a un regreso al lugar.
Nico: bueno a nosotros nos pasa que al no tener todavía un espacio propio estamos un poco atados a los lugares de coincidencia como éste donde hay una comunión, y muchas veces simplemente tenemos que poner nuestro espectáculo y un montón de cosas que no podemos…
Recuerdo cuando estuvimos acá en Timbre con la obra de Los Lascia, hicimos que en la sala de espera, ya que es un velorio donde se desarrolla la obra, Pablo, nuestro director, ubicó un violinista y estaban las flores, servíamos café. Mucho más que la obra –que estaba buenísima– habíamos logrado un entorno, una experiencia que la gente agradecía.
Gustavo:
Una buena experiencia en la salida al teatro puede ayudar tanto como la calidad de la obra para cultivar el “boca a boca” tan necesario para el teatro alternativo.
Maxime:
En el caso de la obra “Dínamo”, Claudio nos dijo “chicos, alguna vez quiero tener una escenografía”. Y ahí nosotros nos acoplamos a la realidad de esa obra. Pero porque la obra pide eso. Todos los modelos son distintos…
Cuando Claudio trabaja una obra de él, la piensa para un espacio, él trabaja sobre su materia, sobre su texto, Y nosotros ahí vemos sobre el espacio, cómo lo tenemos que abordar. Él piensa la obra y después nosotros entramos en un diálogo con él. Se nutren ambas cosas entre sí. El hecho artístico se produce al contar la historia…
Un espectador pregunta sobre los primeros pasos en el grupo Lascia porque tiene una obra en vista y los atemorizan las limitaciones que aparecen.
Pablo: Mirá, desde nuestra experiencia, que no es garantía de nada, es solo nuestra experiencia, lo que nos sostuvo siempre es “seguir haciendo”. Dentro de eso, cuanto más uno se pueda hacer las preguntas básicas y en ese sentido direccionar el “ahora qué”, mejor.
Pero nuestra experiencia es que siempre hay algo de no poder contar con algunas cosas: bueno, estamos en un espacio más grande y nos tenemos que mudar a uno más chico, adaptar cosas, cambiar actores. Tenemos una filosofía medio de Rambo: seguir, seguir…, si hay algo que limita, si aparece una dificultad en cuanto a espacio, yo soy de la idea de que siempre se puede encontrar…, sin resignar. A lo mejor lo que te parece achicar lo creativo es algo innovador que aporta una variante impensada.
Lo mejor es salir prontamente de la dificultad, si es posible encontrando herramientas propias, no esperando la ayuda ajena. Entre nosotros descubrimos que había gente que estaba facultada para hacer prensa. Y lo descubrimos cuando se presentó la necesidad. Somos 30, entonces somos 30 virtudes distintas a descubrir cuando hay una necesidad de algo. Buen momento para avanzar.
Gustavo: Y a rivalidar las convicciones. Es el momento de hacerse la pregunta de si quieren seguir, para qué quieren seguir y por qué quieren seguir.
Sandra: Muy interesante compartir este momento…
Donde aparece la oportunidad de tomar el teatro como espacio de encuentro, cultural, social…, y cada uno desde su lugar aportar algo que lo mantenga vigente. Gracias a todos y sigamos viendo y haciendo teatro.
“Timbre 4”, Buenos Aires, viernes 10 de febrero de 2017. Registro y desgrabación, DESDE BOEDO.
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