El 14
En la quiniela criolla el 14 representa al borracho.
Marcelo Gil Ferreño
En pocos meses se cumplirán catorce años de la llegada al poder del Partido Único de Ciudad Presumida de los Buenos Aires. Son parte de esta hegemónica coalición gobernante los pícaros radicales, los pro de Macri, los socialistas de cortina baja y toda fuerza política incluidas todas las variantes que entonan la marcha peronista, que posibilita que constituya desde el 2007 mayorías simples y especiales de 2/3 para destrozar a la Ciudad en su planeamiento urbano, enajenar serialmente bienes públicos, endeudar externamente a la CABA y al Banco Ciudad, deshacerse de espacios públicos, bajo-trenes, parques públicos a favor de elegantes rugbiers y rematar la costa del Río de la Plata sólo para pocos.
Leyes especiales ha conseguido el movedizo alcalde en medio de la confusión de la pandemia que se ocupa personalmente de no controlar y bajo títulos que nos llevarían a creer que promueven la participación ciudadana otras leyes que le quitan todo sentido a las Comunas y a cualquier descentralización que está en la letra de la constitución porteña.
Impasible ante el COVID-19 (a pesar de que según las crónicas diarias se lo agarró como 3 veces), inició la temporada 2021 de hacemos-veredas-electorales-que-duran-6-meses-más-o-menos, mientras cacarea y lloriquea por unos pesitos que supo birlarle, durante las andanzas de su amigo Mauricio, a la Nación y al resto de las provincias para su policía espiona, y pega palinfraestructural que no sirve pa mucho más.
No ha dejado su incesante campaña electoral con dineros públicos (distinto es publicitar los actos de gobierno), diez por ciento del mega millonario presupuesto porteño se lleva la recolección ineficaz de la basura, también optó por darle 35 mil palos a un poder judicial que hace contravenciones y financia la superpoblada infraestructura del Consejo de la Magistratura local y desde ya no se le movilizó un cabello para mejorar las condiciones laborales, sanitarias y salariales de profesionales de la salud y de la educación no sin la complicidad también de lábiles agremiaciones con escasa voluntad de lucha que a cambio de algunos nichos de bienestar se hacen los sonsos.
Toda esta combinación de insensateces indignaría…, si viviésemos en Oslo (capital de Noruega).
La Ciudad de OSLO cuenta con pintorescos barrios y los días soleados da gusto unirse a la gente que los abarrota para pasear, comer y admirar su arquitectura y recorrer dos de sus mejores museos. Los más concurridos son sus barrios Aker Brygge y Tjuvholmen (“isla del Ladrón”).
Quizás deberíamos saber cuál es el plural de Tjuvholmen ya que vivimos en una patética, degradada y depresiva isla de los ladrones.