Definiciones
Algunos conceptos del discurso de la vicepresidenta en la apertura de la decimocuarta sesión plenaria de Eurolat en el Centro Cultural Kirchner
“Que te pongan una banda y te den el bastón un poquito es (el poder), pero créanme, créanme, créanme, y lo digo por experiencia. Ni te cuento si además no se hacen las cosas que hay que hacer, ni te cuento, pero bueno. Dejémoslo ahí”.
Pero, entonces, ¿cuál es la discusión? Y creo que la pandemia ha venido, a mi criterio, a saldar la discusión que el neoliberalismo hizo campear durante muchos años en todas las latitudes. Cuando finaliza la guerra, en la Europa de la posguerra, surge claramente el estado de bienestar. El mundo bipolar que tú no quieres estaba con mucha fuerza, de un lado la Unión Soviética y del otro lado el mundo occidental libre y cristiano como se lo conocía allá por nuestra juventud. Y el Estado de Bienestar se crea fundamentalmente como un instrumento, como un sistema donde el Estado tenía una gran responsabilidad sobre la vida de las personas. Sobre la educación, sobre la salud, sobre el acceso al trabajo digno, sobre el acceso a una vivienda. El Estado era el responsable más allá de, obviamente, el trabajo y los méritos que cada persona y cada individuo tenía que llevar adelante.
Y precisamente, Jordi, fue la pandemia la que vino a reinstalar la idea del Estado, porque ¿Alguien se ha preguntado lo que hubiera sido de la vida de todos nosotros, de todas nosotras si los Estados no hubieran intervenido construyendo hospitales, atendiendo a los enfermos, negociando con el mercado, o sea, los laboratorios, las vacunas para que pudiéramos salvarnos y no morirnos nosotros y nuestros seres queridos? Creo que… que alguien siga afirmando que el Estado no es importante en la vida de las personas, yo diría definitorio las políticas desde el Estado, o es un necio o es un cínico. Que los hay de los dos. Creo que la gran discusión va a ser ésta, porque las desigualdades no nacen por un orden natural e ineluctable. Las desigualdades no son un producto de la naturaleza, son un producto de decisiones políticas o de falta de decisiones políticas. Ojo que no tomar decisiones políticas también lo es.
Creo entonces que la gran discusión que se va a dar es si este proceso, proceso capitalista que se da en todo el mundo, desde China a EEUU, lo conducen las leyes del mercado o las leyes de los Estados. Esto es la clave, esto es la clave me parece para abordar seriamente el programa y el problema de la desigualdad. Salvo que sea solamente un ejercicio dialéctico y discursivo de encuentros esporádicos y vemos que cada vez la situación se agrava más y se profundiza más. Y esto también nos plantea algo: ¿qué tipo de Estado necesitamos? ¿qué tipo de ingeniería, arquitectura institucional necesitamos como Estado para hacer frente a un mundo que no tiene absolutamente nada que ver con aquel en donde se construyeron los Estados que hoy gobiernan el mundo? Lo decíamos en aquella oportunidad en 2017 en el Parlamente Europeo. A ver…, todos nuestros Estados están construidos sobre la famosa división tripartita ¿no? de Poder Ejecutivo, Poder Legislativo y Poder Judicial que viene de la Revolución Francesa de 1789, legisladores y legisladoras. Y de ahí data la organización institucional que tenemos.
En aquel momento el Estado representado por los tres poderes era el poder, no nos olvidemos que el Ancien Regime, que caía con la Revolución Francesa, se organizaba en torno a la monarquía, la nobleza, el clero y el ejército. Este era…, entonces cuando cae, cuando el pueblo, cuando la burguesía naciente llega a la Asamblea popular, era la totalidad del poder en ese momento. Hoy nuestros Parlamentos, nuestros ejecutivos, nuestro poder judicial, tantas veces cooptado por el mercado y los factores económicos, además ¿no?. ¿Cuánto, cuánto representa del poder, tomado en un 100%? Hablamos de poder cuando alguien toma, adopta una decisión y esa decisión se puede aplicar y es respetada por el conjunto de la sociedad, eso es el poder. Que te pongan una banda y te den el bastón un poquito es, pero créanme, créanme, créanme, y lo digo por experiencia. Ni te cuento si además no se hacen las cosas que hay que hacer, ni te cuento, pero bueno. Dejémoslo ahí.
Creo que…, y esto no es caprichoso. Tengamos en cuenta que, cuando se adoptó esta forma institucional de gobernar de la gobernanza, no existía la luz eléctrica. No existía el auto ni los celulares ni nada de eso. Miren como avanzó el mundo, la tecnología, cómo se fue creando y generando poder por afuera de las instituciones. Hoy nuestras Constituciones son un reglamento de cómo tiene que funcionar el Ejecutivo, cómo tiene que funcionar el Legislativo y eventualmente el Judicial. Sobre todo el otro poder que está afuera: mercados, monopolios, oligopolios, poder financiero internacional, nada de eso figura en nuestras Constituciones. Y lo peor de todo cuando las sociedades cada cuatro años o cada dos años eligen a sus representantes, no juzgan a ninguno de esos poderes, juzgan a ustedes, a los que están sentados en las bancas, que mucho, mucho, mucho tampoco se puede hacer.
Fíjese, usted, acá, en el mundo, y en nuestro país durante la pandemia el sector privado recibió todo tipo de ayuda, de carácter financiero, fiscal, crediticio, etcétera. (…)Tenemos que, el mercado nos contesta con que ‘ah, no, no importa, son mis ganancias, es mi rentabilidad, y los demás que revienten’. Bueno, miren, no vale así, como dicen los chicos, ‘así no juego más, así no juego más’. Si cuando vos, si cuando vos nos necesitaste, te pagamos salarios, te perdonamos créditos, no pagaste impuestos, ahora que te necesitamos a vos, no para nosotros, sino para el pueblo, para la sociedad, me parece, me parece… Creo que estas cosas son las que debieran discutirse acá y en todas partes, en todo el mundo”.
En Buenos Aires, miércoles 13 de mayo de 2022