Escuela de cerámica: de Almagro a Mataderos sin escala
La lengendaria Escuela de Cerámica de Almagro recibió la noticia de su traslado a Mataderos en “respuesta” a su pedido de puesta en valor y mantenimiento.
El Ministerio de Educación porteño comunicó el lunes 26 a la comunidad educativa de la Escuela de Cerámica N° 1, ubicada en Bulnes 45 – Comuna 5, barrio de Almagro– que el establecimiento será trasladado en febrero próximo al polo educativo artístico de Mataderos. La decisión se contrapone a un pedido de la institución de anexar un predio vecino a sus actuales instalaciones.
Esta escuela fue fundada en el año 1940 por al maestro Fernando Arranz. Desde sus comienzos hasta la actualidad ocupa el mismo predio, donde Arranz fue su primer director hasta su fallecimiento en 1967. Es un edificio histórico incorporado al patrimonio arquitectónico de la Comuna 5, actualmente se cursa allí el Bachiller con Orientación Cerámica, cursos de Auxiliar de Taller y la Tecnicatura en Cerámica Artística, donde el 90% de su matrícula corresponde a estudiantes domiciliados en el barrio.
El miembro de la Junta Comunal 5 por el PJ, Mario Reina, se refirió al tema: “De manera intempestiva el Gobierno de la Ciudad pretende trasladar la Escuela de Cerámica fuera de los límites de Comuna 5 hasta el barrio Vélez Sarsfield en la Comuna 10”.
Actualmente –señala Reina– existe un proyecto de ley en la Legislatura tendiente a obtener la expropiación del inmueble lindero, con la finalidad de incorporarlo y ampliar las instalaciones de la escuela, “una vieja lucha de esta comunidad educativa”.
Pokoik sostiene que es preocupante el estado del primer piso del Taller, en el que se trabaja con arcilla, pigmentos, esmaltes: “Su estructura de madera cuenta ya con muchos años, y en la medida en que la escuela se ha visto obligada a alojar allí más mesas de trabajo para el desarrollo de más asignaturas en simultáneo, cuando es necesario realizar actividades con todos/as los/as estudiantes de todos los cursos y el clima no acompaña para usar el patio descubierto, se utiliza el primer piso del taller, y éste podría no soportar el peso de la presencia de esa cantidad de gente (aproximadamente 100 personas)”.
Pokoik detalla que “Con el crecimiento sostenido de la matrícula, por un lado, y la reformas en los planes de estudio que suman instancias curriculares, que demandan, va de suyo, espacios físicos destinados al dictado de las mismas, la escuela se ve en este momento con serias dificultades para congeniar la distribución de los espacios para las actividades curriculares y la necesidades propias del estar en la escuela, habitar la escuela, disfrutar la escuela”.
Por su parte la jueza de primera instancia en lo contencioso administrativo, Paola Cabezas Cescato, falló a favor del amparo presentado por familias de estudiantes solicitando que el gobierno porteño “garantice la educación en el establecimiento en condiciones dignas”.
Sin embargo, ante toda esta gestión previa “La respuesta del oficialismo es la reacción autista de tomar decisiones inconsultas, ignorando viejos reclamos por mejorar las condiciones edilicias del histórico establecimiento.
En vez de dar una señal concreta de sentido común, el Gobierno de la Ciudad decide de un plumazo mudar las aulas a más de setenta cuadras del barrio”, opina el comunero Mario Reina. Y finaliza: “Continuarán las acciones en base a la organización de la comunidad educativa de la Escuela de Cerámica, que será acompañada por todas y todos los que queremos una educación pública accesible y democrática, con la clara y firme convicción de ser escuchados por las autoridades y llegar a una solución que contemple a todas las partes. La democracia no se basa en decisiones unilaterales, menos cuando se trata de educación pública”,
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