Ciclón en Avellaneda
Unas pocas ráfagas no más. Pero resultaron devastadoras
Por Horacio Cafferata
El método Guede-Ciclón cada vez queda más claro que llegó a una concordancia con los que tienen la batuta en los pies, que poco más o menos dice así: “mientras estemos empatando hacemos lo que vos digas. Si vamos ganando dejalo por cuenta nuestra”. ¿O es sólo un reto del Papa que Mercier pase de “no estar convocado” a titular imprescindible y figura?
Primer tiempo: planteo ofensivo de ambos. Juego en las áreas. Dominios alternados con llegadas levemente más punzantes de parte de Independiente. Lo prueba que el que sacó –cuando no– dos pelotas brillantes fue Torrico, una de ellas remendando una cagada propia por mala entrega. De todos modos el medio campo –por quite, dominio y anticipación– estuvo en manos boedenses. La pelota bien jugada también. Se veía venir que si mojábamos la cosa se venía abiertamente a favor.
La ida a las duchas anticipaba que, con unos toques tácticos, el mayor volumen de fútbol del Ciclón pondría las cosas en su lugar. Y sólo se demoró 3 minutos el pronóstico. Monumental jugada de Blanco-Belluschi, toquecito a Blandi y factura: ¡Golón!
En los 45 minutos que siguieron (con los tres de descuento), se armó la línea de cinco y todas las pelotas que llegaron a Torrico fueron previsibles y neutralizadas. A Independiente, se palpaba, sólo le quedaba el tiro de media distancia o una aventura individual que tenía que superar a Mercier (partidazo), Buffarini (nunca menos de 8 puntos), Caruzzo, Angeleri… todo eso si Belluschi (la figura), Blanco y Ortigoza (hasta último momento en duda por una lumbalgia, pero cumplió) no habían interceptado la jugada antes…
Así planteadas las cosas el que se perdió goles fue San Lorenzo. Tuvo el segundo Cauteruccio, pero el punta falló en la definición contra Campaña. Por los veintitantos, hubo un período de unos cinco minutos de toqueteo en el centro del campo, ya con el Pitu Barrientos en cancha, a los que los rojos no atinaron ni a faulear, tal el desánimo del equipo y de la hinchada que sólo se hizo notar sobre las postrimerías del primer tiempo. Las salidas por cambio de Méndez y Aquino fueron coronadas por una rechifla.
Pellegrino gastó sus últimos cartuchos con el ingreso de tres delanteros Benítez, Denis y Gastón del Castillo, el hermano del Kun Agüero, pero, aún así estuvo lejos de arrimarle peligro a Torrico.
El 1 a 0 fue suficiente y tan reconfortante para los azulgrana como lapidario para los rojos.
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