Borrachera con cerveza (Quilmes 3, San Lorenzo 0)
Por Horacio Cafferata |
Jugando tan mal como hace muchísimo tiempo que no se lo veía, San Lorenzo cayó por ¡3 a 0! con el único equipo que no había ganado en el campeonato y que, para colmo, no había concentrado por diferencias con su dirigencia: Quilmes.
Lo del Ciclón, en franca pendiente, ya resulta vinculante con algún desentendimiento con su entrenador, festejado amigo de la ofensiva, pero con evidentes dificultades para estructurar la defensa. Puso en cancha sus figuras, no escatimó estructura, pero nada funcionó. Baste con decir que Ortigoza, el aguerrido conductor, no acertó una, para concluir cualquier comentario adicional. Torrico resultó fusilado en tres oportunidades –una de penal que abrió el marcador– y dos cabezazos dentro del área de adversarios sin marca alguna. Las situaciones a favor –cuatro en todo el partido– no fueron resueltas con eficacia, lo que ya parece una mala costumbre. Nos acaba de golear el equipo que teóricamente teníamos como más accesible en la zona. La última alegría con forma de tres puntos –parece ya lejana– la tuvimos contra Vélez sobre el cierre cuando nos habían empatado con uno menos en cancha. En el resto, Copa incluida, quedaba el consuelo del buen juego a pesar de la carencia de victorias. Lo de hoy ya es otra cosa: goleados y mal.
Por lo visto –el notorio declive–, se impone una revisión de todas las teorías y planificaciones. Hace falta urgente un acuerdo entre los que mueven la pelotita con la misión de sacudir los piolines y el que plantea cómo y con quiénes hacerlo.
Como van las cosas, la concordancia parece alejarse de los propósitos.