Ástor, 100 años
Piazzolla habría cumplido los primeros cien años de los tantos que perdurará su música, la música del Buenos Aires vertiginoso de la segunda mitad del siglo XX. Mario Bellocchio
Como Gershwin dibujó New York, Piazzolla describió como nadie aquel Buenos Aires. Sigan discutiendo o no si sus acordes son tango o si sólo representan una forma culta del folclore porteño.
- Sí, es cierto, soy un enemigo del tango; pero del tango como ellos lo entienden. Ellos siguen creyendo en el compadrito, yo no. Creen en el farolito, yo no. Si todo ha cambiado, también debe cambiar la música de Buenos Aires. Somos muchos los que queremos cambiar el tango, pero estos señores que me atacan no lo entienden ni lo van a entender jamás. Yo voy a seguir adelante, a pesar de ellos.
Ástor Piazzolla, 1954.
(Revista Antena,Buenos Aires,1954)
Su obra a través de los años
Mar del Plata, marzo de 1921. Astor Pantaleón Piazzolla, hijo único de Asunta Manetti y de Vicente Piazzolla (a quien llamaban Nonino), da el primer grito de este mundo. Cuatro años después, la familia se traslada a Nueva York y vive allí más de un decenio, salvo un fugaz retorno en 1930.
Cuando Astor tenía 8 años su padre le regaló un bandoneón usado de 18 dólares. «Lo trajo envuelto en una caja, y yo me alegré: creía que eran los patines que le había pedido tantas veces. Fue una decepción, porque en lugar de los patines me encontré con un aparato que no había visto en mi vida».
Después de varios intentos de magro resultado, el chico estudió algunos meses con un músico amigo de su padre, Andrés D’Áquila, y se animó a tocar en público.
En 1933 tomó clases con un pianista húngaro, Bela Wilda, discípulo del gran Serguéi Rajmáninov. Así lo recuerda el propio Astor: «Wilda tenía un piano de cola. Ni mis padres ni él tenían mucho dinero. (…)
Empecé a tomar clases con el maestro gracias a que mi mamá le hacía el servicio de manicura gratis y dos veces por semana le mandaba una enorme fuente de pastas. (…) Él me enseñó a amar a Bach». Poco después conoció a Carlos Gardel que se hizo amigo de la familia.
El cantor solía emplear al niño como traductor y mandadero e insistió en que actuara una escena fugaz de la película Tango Bar (1935) encarnando a un chiquilín vendedor de diarios.
En 1936 la familia Piazzolla vuelve a Mar del Plata y Astor comienza a tocar en algunos conjuntos. El adolescente escucha al sexteto de Elvino Vardaro (años más tarde, su violinista) y se siente hechizado por la forma diferente que tenía de expresar el tango.
En 1938 se radica en Buenos Aires. Luego de probar fuerzas en conjuntos menores, al año siguiente tiene su gran oportunidad: ingresa en la famosa orquesta de Aníbal Troilo, Pichuco, a quien siempre reconoció como uno de sus maestros.
Primer conjunto
En 1942 se casa con Dedé Wolf y del matrimonio, nacen Diana en 1943 y Daniel un año después. Ya por entonces Troilo solía atenuar sus arreglos que eran demasiado avanzados, para no espantar a los milongueros.
El nacimiento de su hija lo celebra con una Suite para cuerdas y arpa. En 1944 disuelve su vínculo con Pichuco y conduce la formación que acompaña a otro ex Troilo: el cantor Francisco Fiorentino.
Tras ese paso intermedio arma su primer conjunto y lo dirige durante tres años. Aunque su formación era la habitual, ya entonces Piazzolla empezaba a mostrar un claro impulso renovador mediante obras y arreglos de un dinamismo y elaboración armónica singulares.
Aquella música ciudadana, moderna, diferente, propuesta por el joven director, despierta la primera ola de inquietud entre los seguidores del tango tradicional.
En 1946 compone El desbande, al que llamó su «primer tango» porque inaugura una estructura formal que se aparta de las normas habituales. Poco después empieza a escribir partituras para cine. Comienza a ganar al porteño contemporáneo que adopta su música como representación del Buenos Aires actual.
En 1949 siente la necesidad de buscar otro destino más cercano a la estética de Bela Bartok e Igor Stravinsky; aprovecha la visita a Buenos Aires de Herman Scherchen y estudia con él orquestación dejando de lado a su orquesta y al tango. Desea dominar una forma de expresión distinta, de allí que a los 28 años se dedica tan sólo a estudiar y a componer.
Entre 1950 y 1954, sin embargo, regresa al tango con un grupo de obras claramente renovadoras que empiezan a definir su estilo: Para lucirse, Tanguango, Prepárense, Contrabajeando, Triunfal, Lo que vendrá.
En 1953 presenta en el concurso Fabien Sevitzky tres movimientos sinfónicos titulados Buenos Aires. La obra, compuesta en 1951, gana el primer premio y la interpreta en la Facultad de Derecho de Buenos Aires la Sinfónica de Radio del Estado dirigida por el propio Sevitzky. La inclusión en la orquesta de dos bandoneones genera una batahola promovida por sectores «cultos» del público comparable a la que, en 1913, había desatado el estreno en París de Consagración de la primavera (Igor Strawinsky) bailada por el gran Vaslaw Nijisnky. Ástor, más pragmático, utiliza el producto del concurso para financiarse un viaje a Europa para estudiar armonía, música clásica y contemporánea con la compositora y directora de orquesta francesa Nadia Boulanger.
Reconocimiento
En 1969 se produce un suceso del que fui testigo como camarógrafo del canal que transmitió el “Festival Iberoamericano de la Danza y la Canción” desde el Luna Park –cuatro jornadas de dos horas de televisación de Teleonce organizado por la Municipalidad porteña– donde competían conjuntos musicales, de danza y canciones de diverso género. Fue la irrupción de Piazzolla en el fervor popular de la mano de Horacio Ferrer y “Balada para un loco”. “Cuando Amelita Baltar decía ‘las callecitas de Buenos Aires tienen ese que se yo, viste…’ el Luna Park se venía abajo”. Se impuso un tango tradicional (“Hasta el último tren”) que solo se consagró para los jurados. Al mes del festival se habían vendido 300 mil placas de la canción. Era la irrupción masiva de Piazzolla. Ya el cine y la televisión ambientaban el vértigo de Buenos Aires con su música.
Los siguientes diez años fueron los mejores de Piazzolla en lo que atañe al reconocimiento de su arte y a la difusión de su música. Aclamado en sus giras por Europa, Sudamérica, Japón y Estados Unidos, se prodigó en conciertos con el Quinteto, orquestas sinfónicas, cuartetos de cuerdas, su sexteto y presentaciones como solista. Numerosas grabaciones dan testimonio de ese lapso triunfal que se prolongó hasta 1990.
En 1982 escribió Le Grand Tango, para chelo y piano, dedicado al gran chelista ruso Mstislav Rostropóvich. La obra fue estrenada por éste ocho años mas tarde.
En 1983 el Teatro Colón de Buenos Aires, máximo escenario argentino de la música culta, le rindió el homenaje que merecía: un programa íntegramente dedicado a su obra. Para la ocasión Ástor rearmó el Conjunto 9 e intervino como solista de su célebre Concierto para bandoneón y orquesta junto a la sinfónica dirigida por Pedro Ignacio Calderón.
En 1984 actuó con la cantante Milva, registró Live at the Bouffes du Nord y se presentó con el Quinteto en Viena, donde grabó el CD Live in Wien.
En 1985 fue nombrado Ciudadano Ilustre de la Ciudad y estrenó en Bélgica su Concierto para Bandoneón y Guitarra: Homenaje a Lieja, con la dirección de Leo Brouwer en el Quinto Festival Internacional de Guitarra.
En 1986 obtuvo en París el Premio Cesar por la banda sonora del filme El exilio de Gardel y participó en el Festival de Jazz de Montreux, Suiza, donde grabó en vivo con Gary Burton la Suite for Vibraphone and New Tango Quintet.
Central Park de Nueva York
Un año más tarde, con la Orquesta de St. Luke’s, dirigida por Lalo Schifrin, grabó en vivo, en el Central Park de Nueva York, ante una multitud extasiada, sus Concierto para Bandoneón y Tres Tangos para Bandoneón y Orquesta. Finalmente la ciudad de su infancia le prestaba atención. Así lo documentan los discos editados en Estados Unidos en el último tramo de los años 80’s: entre otros, Hora cero, Tango apasionado, La Camorra, Five Tango Sensations (con el Kronos Quartet), Piazzolla con Gary Burton…
En 1988, pocos meses después de grabar La Camorra, fue operado del corazón (cuatro by-pass).
Ya en los primeros tramos de 1989 formó el que sería su último conjunto, el Sexteto Nuevo Tango, de formación inusual: dos bandoneones, piano, guitarra eléctrica, contrabajo y violonchelo.
En junio de ese año se presentó con él en el Teatro Ópera de Buenos Aires y cumplió una extensa gira por Estados Unidos, Alemania, Inglaterra y Holanda.
A fines de 1989 disolvió el conjunto y continuó presentándose como solista con cuartetos de cuerdas y orquestas sinfónicas. La revista Down Beat lo calificó uno de los mejores instrumentistas del mundo.
En sus últimos años de vida fue reivindicado por intelectuales, jazzistas y músicos de rock de todo el mundo, al igual que por nuevos referentes del tango, y actualmente se lo considera como uno de los músicos argentinos más importantes en la historia de su país.? Compuso también música para cerca de 40 películas.
El 4 de agosto de 1990, en París, sufrió una trombosis cerebral. Después de casi dos años de sobrellevar sus consecuencias, murió en Buenos Aires el 4 de julio de 1992. Los más de mil títulos de su obra influyeron sobre los mejores creadores de su época y dieron al tango un nuevo rostro, universal.
- Ástor Pantaleón Piazzolla (Mar del Plata, 11 de marzo de 1921 – Buenos Aires, 4 de julio de 1992). (71). Bandoneonista y compositor argentino considerado uno de los músicos más importantes del siglo XX.
FUENTES DE DATOS
- El mal entendido, de Diego Fischerman y Abel Gilbert. Buenos Aires: Edhasa, 2009. 403 pp.
- https://teatroastorpiazzolla.com/pt/piazzolla
- Mario Bellocchio, Aquella consagración de “Balada para un loco“, “Desde Boedo” Nº 209, dic. 2019