20 años
Desde Boedo cumple 20 años. Los aniversarios: matemáticas en los sentimientos. Mario Bellocchio
Partiendo de la premisa de que los números tienen poco que ver con los afectos pero en la certeza de que terminan influenciando la evocación, pienso que sólo a Lepera se le pudo haber ocurrido que “veinte años no es nada”. Y para amalgamar –culposo– la mezcla sentimental del número, anuncia el regreso “con la frente marchita” porque “las nieves del tiempo” platearon su sien. El regreso “canoso” al “primer amor”, ¡bah!.
Todo este tanguero prolegómeno para celebrar las veinte velitas de Desde Boedo. Un segundo amor, si se quiere, luego de mi abandono del hogar de Pavón 2444, Teleonce, que me dio casa y comida durante treinta años (nada menos). Pero no, tenía razón Lepera: ya canoso estaba regresando en lo formal al viejo y primer amor de la infancia-juventud vinculado a la lapicera y los plumines. Dibujo, diseño y escritura, viejas pasiones juveniles excitadas por Germinal Marín (padre) en la “Calesita de Tatín” en Parque Chacabuco en charla entre padre y abuelo en funciones, que se confabulan para el lanzamiento de un periódico evocativo en Boedo: “Vida y Arte en Boedo”. Y del dicho al hecho, el 14 de noviembre, el diarito barrial fue voceado por su primer canillita en un “Pan y Arte” que ya no está –miro las recientes persianas bajas en Boedo 878 y se me pianta un lagrimón– con fervores de novedad, vinillo mendocino (¡qué otro!) y presencia de Junta y escritores –ahí lo conocí a Rubén Derlis, por ejemplo– y amigos y favorecedores, por supuesto.
En un comienzo el impreso cubría funciones de house organ de Pan y Arte dando prioridad a la difusión de las actividades artísticas y culinarias del lugar. Pero las circunstancias del país precipitaron un giro temático impensado. Téngase en cuenta que el número 2 del periódico se emitió, con ingentes esfuerzos, en diciembre de 2001. Repentinamente Manzi comenzó a ser considerado prioritariamente por su participación en FORJA restándole cartel a su enorme producción poética. Las asambleas barriales cobraron protagonismo y recibieron espacio en el nuevo órgano vecinal. Y yo conocí, en la misma presentación, a gente de la Junta de estudios históricos de Boedo que me instó a publicar sobre la visión histórico-social del barrio “desde” este barrio tan particular. Así Rubén Derlis, Carlos Caffarena, Rosa María Silva, Aníbal Lomba, con una versión más divergente en lo contemporáneo pero ampliamente coincidente en lo histórico, y el inefable y querido “gordo” Amor González al frente de su inmobiliaria y de una agrupación partidaria en San Lorenzo, su viejo –y compartido conmigo– amor azulgrana. En julio hablamos con Germinal y coincidimos en atesorar el lanzamiento valorando ese puntapié inicial y dejarme las manos libres para dedicarle tiempo y esfuerzo a las nuevas circunstancias de la vida social del país desde la visión de un barrio con rica historia cultural como Boedo, por lo que a partir del número de julio de 2002 el periódico pasó a llamarse “Desde Boedo”, a sugerencia de Rubén Derlis quien junto a Caffarena y Lomba integraron la primera Secretaría de redacción en la que luego estuvo Diego Ruiz y, actualmente, Edgardo Lois.
Un lujo que nos damos, que ha estado desde siempre en el periódico dado que es mi compañera de la vida, la licenciada en Sociología –con Diploma de Honor–, especializada en Cultura, María Virginia Ameztoy, para nosotros Virginia, y que figuraba en el staff sólo cuando aportaba algún escrito, hubo justiciera necesidad de mencionar sus funciones reales y optamos por la dirección socio-cultural como lo más aproximado a su jerarquizada labor.
Sólo para hablar de los comienzos –el trascurso llevaría a una extensión que no podemos asumir en un numérico aniversario– un parto con pronóstico reservado dadas las circunstancias políticas y sociales en que tuvo que llevarse a cabo pero que, una vez logrado el equilibrio, pudo mantenerse con dignidad hasta el presente durante dos laboriosas décadas.
Así el afecto, que solo evalúa el esfuerzo por el contenido, culmina rindiendo tributo a los matemáticos veinte años.