El parque no quiere bares
Por Mario Bellocchio|
Los integrantes de la Asamblea de Parque Chacabuco se reúnen los domingos y juntan firmas para oponerse a que se abra un nuevo bar en el parque.
El año pasado, a raíz de la sanción de la ley de bares que permite instalarlos en espacios verdes, el parque pasó a integrar el conjunto de paseos públicos de más de 50 mil metros cuadrados aptos para la implementación de lo que se denomina “áreas de servicio”. El Parque Chacabuco ya cuenta con una de esas áreas concesionada en los espacios bajo autopista y, hace una semana, se adjudicó otra a construir por la firma Bosquimano SA con una inversión de casi cinco millones de pesos. El Parque, que originalmente contaba con 20 hectáreas de espacio verde, fue sucesivamente privado de ese beneficio por edificaciones oficiales –escuelas, centros deportivos y, la mayor de ellas, el gran recorte de la autopista– que redujeron ostensiblemente su capacidad de oxigenación urbana a menos de la mitad, sólo 8 hectáreas. Si bien el Gobierno de la Ciudad recuperó para su uso gran parte del sector oeste del parque –largamente postergado por abandono de mantenimiento– la restructuración, estéticamente irreprochable, aporta arreglos cuya característica de plaza seca, contribuye a aportar razones para la queja vecinal sobre la pérdida del verde vital.
“Vamos a resistir. De las 20 hectáreas que tenía el parque cuando se inauguró, hoy sólo nos quedan ocho libres. El cemento no nos puede seguir ganando. Hay más gris que verde” –sostienen los integrantes de la asamblea vecinal y no les faltan razones para sus reclamos.